Venezuela batalla contra ejes imperiales en diferendo sobre el Esequibo

A través de las décadas, y desde mediados del siglo XIX, el diferendo que mantiene Venezuela con Guyana por el Esequibo ha tenido distintos puntos álgidos. Sin embargo, ha sido a partir de unos años atrás que las relaciones entre Caracas y Georgetown se han tensado por este reclamo, que se da en medio de campañas mediáticas dirigidas desde el Reino Unido – antiguo colono de Guyana- y Estados Unidos que buscan malponer a Venezuela y presentarla como una nación agresora y abusiva, cuando más bien este país ha abogado por la vía del diálogo, diplomacia de respeto y solidaridad, en especial durante la era de la Revolución Bolivariana.

Aunque el despojo de este vasto territorio de 160 mil kilómetros cuadrados se venía gestado desde el imperio británico a mediados del siglo XIX, este se concretó en 1899, cuando se dictó el Laudo Arbitral de París. Esta sentencia se presentó bajo un amplio y comprobado fraude, que incluye extorsión por parte de las autoridades británicas, abuso de poder y falsificación de mapas. Décadas después, luego de varias disputas, el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte – que aun colonizaba a la hoy Guyana- y Venezuela firmaron el Acuerdo de Ginebra en 1966, específicamente el 17 de febrero, que sienta las bases para una solución diplomática y pacífica y abre el camino a la designación de un Buen Oficiante por parte de la Organización de las Naciones Unidas para un fin de la disputa. Sin embargo, tras semanas de la firma de este pacto el imperio británico concede formalmente la independencia a Guyana y Londres pasa, estratégicamente, a ser un actor secundario.

Lea también: Trasnacionales buscan apropiarse de crudo localizado en Esequibo venezolano

En los años sucesivos, Caracas siempre veló por la vía diplomática y pacífica, hasta que el 2018 Guyana asesta un zarpazo a las negociaciones y lleva unilateralmente a Venezuela a la Corte Internacional de Justicia (CIJ); motivada por intereses de la trasnacional petrolera Exxon Mobil que comenzó en 2015 -tras el ilegal permiso otorgado por el gobierno guyanés- exploración para una futura explotación petrolera en aguas en reclamación frente al Esequibo, en las que, según la corporación estadounidense, yacen más de 11.000 millones de barriles de crudo.

Aunque Venezuela comunicó su desacuerdo y reafirmó que la solución es una negociación bilateral, en 2020 la CIJ se declaró “competente” para examinar la disputa fronteriza. Desde entonces, y con la sombra del Reino Unido y EEUU – a través de Exxon- las relaciones se han tensado y Guyana, con ayuda de sus aliados imperiales, ha impuesto en varios escenarios internacionales falsas matrices para malponer a Venezuela.

Una de estas estrategias es tratar de hacer ver que Venezuela amenaza la integridad territorial de Guyana y que el país bolivariano trunca el desarrollo de la excolonia al reclamar como ilegales las explotaciones de hidrocarburos sobre mares en reclamación.

Desde el 2015, y ante la Asamblea General de la ONU, el gobierno de Guyana ha venido tergiversando la historia y esgrime – en una clara agenda que responde a intereses foráneos- que Venezuela amenaza su integridad territorial y merma su desarrollo económico.

El Ejecutivo y representantes del gobierno del vecino país no denuncian y exponen que los altos niveles de pobreza de dicha nación (31.1 % de la población vive con 1 dólar al día) obedece a su pasado colonial – que abarcó desde 1814 hasta 1966; es decir, 152 años-, y, de forma conveniente, alegan que es Venezuela la culpable de su estancamiento económico. Tampoco refieren que la explotación de minerales en territorio en disputa, tal y como hoy día lo siguen haciendo, contraviene las leyes internacionales.

El pasado 6 de abril, la CIJ reiteró que este tribunal tenía jurisdicción sobre este debate – aunque viole la doctrina del derecho internacional consuetudinario-, y fijó que aunque el Reino Unido no es parte del caso sí revisará su conducta, tal y como Caracas ha denunciado, ya que ha sido Londres el firmante del Acuerdo de Ginebra y el ente que anteriormente arrebató el territorio.

De igual forma, el tribunal internacional fijo a Venezuela un año -hasta el 8 de abril de 2024- para presentar pruebas y material que ratifiquen la titularidad, y con el que se pueda comprobar nulidad del Laudo Arbitral de 1899.

“Venezuela perdió una séptima parte de su territorio, la Guayana Esequiba en 1899, porque estaba en guerra civil, porque los venezolanos se estaban matando unos con otros. Porque era el momento de mayor división de Venezuela, de mayor debilidad y vinieron las aves de rapiña, las potencias imperiales, y nos quitaron el territorio, porque éramos débiles. Hoy creen que estamos en la misma situación, que Venezuela está débil, ya que estamos bajo medidas coercitivas unilaterales”, y que es momento idóneo para cercenar definitivamente al Esequibo al pueblo venezolano, dijo en una entrevista reciente el agente de Venezuela para la CIJ, el historiador Samuel Moncada. “Es la unidad nacional la que nos va a salvar”, aseveró.

Durante la conferencia “Historia de la Controversia Sobre la Guayana Esequiba” realizada en el Teatro Bolívar en abril pasado, Moncada fue claro y explicó que esta lucha está sustentada en la tradición anticolonialista del pueblo venezolano, por tanto la batalla diplomática y pacífica no es contra el hermano pueblo de Guyana sino contra el Reino Unido y factores imperiales.

Allí Moncada también aclaró que en este asunto ante la CIJ no se decidirá sobre las concesiones petroleras en el mar y agregó que – hasta ahora- no hay crudo en tierra firme del Esequibo. Asimismo, dijo que la delimitación marítima y submarina se hará en otro proceso más adelante.

Venezuela no baja la guardia en esta controversia. El Gobierno Bolivariano siempre ha promovido la paz y hermandad con todos los gobiernos y pueblos de la región, tal y como lo aseveró el líder de la Revolución Bolivariana, Hugo Chávez, en 2011: “Nosotros estamos manejando ese tema con mucha responsabilidad, en función de la política de integración de América Latina y El Caribe, y en función de la paz (…) para no caer en provocaciones de sectores y actores imperialistas”.

Compártelo: