Exxon Mobil tutela saqueo de crudo en aguas del Esequibo

La disputa de la Guayana Esequibo entre Venezuela y Guyana tiene al menos más de 120 años. La nación Bolivariana ha sostenido durante todo ese tiempo que dicho territorio, de 160.000 kilómetros cuadrados, es suyo. Su posición está basada en el principio uti possidetis iuris, ya que dicha extensión territorial era parte de la Capitanía General de Venezuela en 1.777 y seguía siendo parte de la República al momento de conquistar la Independencia. Así, el reclamo venezolano es indiferente a las condiciones climáticas del Esequibo y a sus recursos energéticos.

Por el contrario, el Reino Unido, que colonizó a Guyana hasta 1966, siempre mostró un interés geoestratégico por dicho territorio. Al concederle la “independencia”, Georgetown pasó a ser una suerte de enclave imperial, que a partir del 2015 cayó en manos de la Exxon Mobil, transnacional petrolera que comenzó a financiar a las élites de poder guyanesas y que ahora busca, violando la normativa internacional, apropiarse de los grandes yacimientos petroleros que ha hallado con ilegales licencias en aguas en disputas frente al Esequibo.

Un artículo de la revista digital El Economista indica que un consorcio, operado en su mayoría por Exxon Mobil, ha dado, desde el 2015, con 46 nuevos grandes yacimientos petroleros en aguas no delimitadas. La actividad de la corporación norteamericana es tal que este año han dado con cuatro hallazgos de este tipo.

El último descubrimiento le podría “permitir a Exxon producir una media de 1,2 millones de barriles de petróleo al día para 2027, una cantidad extraordinaria para un país con solo 800.000 habitantes”, indica el artículo.

La revista detalla que Exxon Mobil es la firma que domina el consorcio exploratorio energético, sin embargo de ella también forman parte la empresa estadounidense Hess Corporation y la china CNOOC. Estas tres trabajan, específicamente, en el Bloque Stabroek, donde se producen írritamente alrededor de 380.000 barriles al día, por estar localizado en aguas que Venezuela reclama como suyas.

“En el Bloque Stabroek, por el momento, se han descubierto más de 11.000 millones de barriles de petróleo y gas”, cifras que podrían generar grandes ingresos a estas empresas y que posicionan a Guyana como un enclave energético emergente.

El Economista refiere también que este nuevo boom petrolero – que está sustentado en la ilegalidad – “está atrayendo a trabajadores y empresas que buscan su porción de la tarta”.

“Algunos ejecutivos petroleros dicen que nunca han visto un éxito de esa escala en sus carreras y que no volverán a ver otra cosa igual”, cita el medio.

Entre las empresas que se quieren sumar a este saqueo digno de piratas está Chevron, rival directo de Exxon Mobil. Esta firma californiana acordó pagar 53.000 millones de dólares en acciones para comprar Hess, lo que daría luz verde a su participación a la expoliación de crudo.

En la cola – y con licencia ilegal emitida por el gobierno del presidente guyanés Irfaan Alí- están la francesa TotalEnergies, en asociación con Qatar Energy y Malaysia’s Petronas; la estadounidense Liberty Petroleum Corporation; y Delcorp, formada por dos empresas de Arabia Saudita, Watad Energies and Communications Ltd y Arabian Drilling Company.

Caracas contra el abuso de Guyana

Estas incursiones de grandes firmas petroleras ha generado reclamo por parte de Venezuela, que ha recalcado que todas rayan en la ilegalidad internacional por entrar en aguas en disputa.

“A todas las empresas que pretendan entrar en aguas venezolanas de manera ilegal o en aguas no delimitadas. Venezuela le dará una respuesta legal de acuerdo al derecho internacional para que se acojan al derecho internacional”, llegó a decir el presidente venezolano, Nicolás Maduro, el pasado 31 de octubre, en una reunión con el alto mando político, realizada en Caracas.

Aclaró que su país no reconoce ninguna licencia que haya emitido Guyana de forma unilateral. “No reconocemos ningún abuso de Guyana, bajo ningún aspecto”, enfatizó el jefe de Estado venezolano, quien rechazó la vía de imposición del presidente guyanés. En contraparte, Maduro contrastó la postura del gobierno de Trinidad y Tobago que selló un acuerdo amistoso de explotación conjunta gasífera con Venezuela.

Un día antes, el presidente venezolano respondió a unas provocaciones militares que esgrimió el mandatario de Guyana en un poblado ubicado en la zona en reclamación y vestido de militar. Asimismo, Maduro rechazó que su homólogo guyanés se haya asociado con el Comando Sur de EEUU, con el fin de intentar intimidar a Venezuela.

“Estos pasos son una insolencia contra toda la paz de América Latina y El Caribe. Guyana se convierte en una amenaza a la paz, a la estabilidad y al derecho internacional de toda la región del Caribe. Desde Venezuela alzamos la voz ante los pueblos del Caribe en esta escalada belicista” que le anteceden a entregas de “bloques en un mar que no está delimitado”, llegó a denunciar Maduro.

El Esequibo fue despojado a Venezuela mediante el fraudulento Laudo Arbitral de París de 1899, un documento que perjudicó a la República Bolivariana y favoreció al imperialismo británico y norteamericano. Luego de varios reclamos, Londres, Caracas y Georgetown firman el Acuerdo de Ginebra en 1966, que cataloga como nulo e írrito el viejo laudo y estipula la designación de un buen oficiante para la solución del diferendo. En las décadas siguientes, las conversaciones entraron en retraso y con la llegada de la Revolución Bolivariana los canales se mantuvieron bajo los principios de paz y respeto.

No obstante, en 2015, ya con Maduro electo presidente y en medio de un clima convulso propiciado por la derecha local que le prosiguió un feroz bloqueo impuesto por Washington a Venezuela, Guyana decidió violar lo pactado y tres años después acudió unilateralmente a la Corte Internacional de Justicia, tribunal al que, además, ha pedido recientemente que violente la soberanía nacional para que paralice una referéndum popular con el que los venezolanos ratificarán el diciembre su derecho histórico sobre la Guayana Esequiba.

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