Triunfa el diálogo: Venezuela y Guyana pactan negociaciones por diferendo de la Guayana Esequiba

Este jueves 14 de diciembre, el Gobierno Bolivariano obtuvo un triunfo en el diferendo territorial que mantiene con Guyana por la Guayana Esequiba, al lograr encausar al diálogo al presidente guyanés Irfaan Alí, quien lleva meses empujando esta controversia al escenario bélico bajo instrucción de la petrolera Exxon Mobil y Estados Unidos.

El encuentro entre los presidentes de Venezuela, Nicolás Maduro; y de Guyana se dio en Argyle, en San Vicente y las Granadinas en horas de la tarde, En él fungieron como facilitadores representantes del gobierno de Brasil, de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) y la Comunidad del Caribe (Carcom), quienes se reunieron con cada mandatario por separado antes de la cita bilateral.

Un apretón de mano selló el encuentro, que convocó a una agenda de futuras reuniones pactadas entre las partes, informan varios medios que transmitieron las imágenes que evidencian que se trató de una cordial conversación.

En el documento final, denominado la Declaración de Argyle, las partes acordaron mantener el diálogo sobre este diferendo, por lo que la próxima reunión será en tres meses en Brasil. Además, para evitar la exacerbación del conflicto, Guyana y Venezuela se comprometieron en tomar acciones que pudieran turbar el escenario y, de igual forma, evitar las amenazas tanto de palabras como con acciones, con el fin de que prevalezca la paz y la buena convivencia.

Asimismo, pactaron que cualquier controversia será resuelta con el Acuerdo de Ginebra de 1966, tal y como venía sosteniendo históricamente Venezuela y lo ratificó recientemente el pueblo venezolano el pasado 3 de diciembre.

No obstante, las partes «tomaron nota de la afirmación de Guyana de que está comprometida con el proceso y los procedimientos de la Corte Internacional de Justicia para la resolución de la controversia fronteriza. Tomaron nota de la afirmación de Venezuela de su falta de consentimiento y falta de reconocimiento de la Corte Internacional de Justicia y su jurisdicción en la controversia fronteriza”, refiere la declaración.

Asimismo, “los dos Estados cooperarán para evitar incidentes sobre el terreno que conduzcan a tensiones entre ellos. En caso de que se produzca un incidente de este tipo, los dos Estados se comunicarán inmediatamente entre sí, con la Comunidad del Caribe (Caricom), con la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) y con el presidente de Brasil para contenerlo, revertirlo y evitar que se repita”, reza el texto.

“Acordaron establecer inmediatamente una comisión conjunta de los ministros de Relaciones Exteriores y técnicos de los dos Estados para tratar los asuntos mutuamente acordados. Una actualización de esta comisión conjunta será presentada a los presidentes de Guyana y Venezuela en un plazo de tres meses”, agrega el comunicado.

Venezuela defensora del diálogo

Desde el inicio de la controversia, a comienzos del siglo pasado, y luego de haberse pactado el írrito y nulo Laudo Arbitral de París de 1899, Venezuela ha apostado a la negociación y a la búsqueda de un consenso satisfactorio tanto para Caracas como para Georgetown sobre este territorio de 160.000 kilómetros al oeste del río Esequibo. Así, durante años, la nación Bolivariana reclamó como engañoso dicho laudo, por lo que las partes – Guyana, Venezuela y Reino Unido, por ser el colonizador del vecino país- pactaron el Acuerdo de Ginebra de 1966, que entre sus puntos señala el camino del diálogo para zanjar la disputa.

Durante muchos años las conversaciones se mantuvieron congeladas y las partes estuvieron apegadas a los principios plasmados en el referido acuerdo.

Sin embargo, el tono escaló en 2015 cuando Guyana otorgó a la Exxon Mobil licencias para explorar y explotar crudo en aguas reclamadas por Venezuela, violando las convenciones internacionales y el Acuerdo de Ginebra. Esta acción unilateral generó reclamos por parte de Caracas, a la vez que el Gobierno Bolivariano conminó a Guyana a sentarse a dialogar para dar con una solución.

En contraparte, Guyana – antecedida ya por un ultimátum dado por el ex secretario general de la ONU Ban- llevó en 2018 el caso unilateralmente a la Corte Internacional de Justicia (CIJ), en donde buscan concretar el robo territorial a Venezuela, un escenario que solo beneficiará a ejecutivos de la Exxon Mobil.

De igual forma, Alí – financiado por la corporación norteamericana- intentó escalar el conflicto al escenario militar al invitar al Comando Sur de EEUU a instalar bases militares en la Guayana Esequiba, así como comenzó a estrechar lazos con agentes castrenses de Canadá y otras latitudes.

Frente a todo este atropello y provocaciones, el Gobierno Bolivariano insistió por la vía de la negociación, tal y como lo estipula el Acuerdo de Ginebra de 1966, por lo que el encuentro en Argyle tributa a dicho pacto y tácitamente se convierte en un triunfo para Venezuela. De igual forma, contribuye a mantener a la región como una zona de paz, equilibrio que pretenden quebrantar la Exxon Mobil, Washington y el Reino Unido.

“Celebro que la Celac y la Caricom hayan logrado dar este paso que se aprovechará al máximo en función de que nuestra América Latina y el Caribe siga siendo una zona de paz”, dijo Maduro a su llegada al país insular. “Vine a buscar por la única vía que hay, el diálogo y la negociación, soluciones efectivas, satisfactorias y prácticas como manda el Acuerdo de Ginebra” de 1966, manifestó.

El presidente Maduro también recalcó que su asistencia a la reunión se debe, principalmente, por mandato del pueblo venezolano – depositario de la soberanía venezolana-, que ratificó en un referéndum el pasado 3 de diciembre sus derechos históricos sobre la Guayana Esequiba y reafirmó la vigencia del Acuerdo de Ginebra. De igual forma, los venezolanos rechazaron al Laudo Arbitral de París de 1899 y a que el caso se discuta en la CIJ.

Minutos después de su salida del encuentro, Alí declaró a la prensa que, aunque esté sentado en la mesa de diálogo con la parte venezolana, “Guyana no retrocederá en absoluto a la hora de garantizar que este asunto sea decidido por la CIJ y que el resultado de este asunto en la CIJ sea respetado por todos”.

Igualmente, el presidente guyanés comentó a los comunicadores que comentó en el encuentro con su par venezolano que Guyana no es el país agresor y que tiene todo el derecho de otorgar licencias en aguas en disputa.

Lo que evita mencionar Alí – así como los medios guyaneses- es la existencia del Acuerdo de Ginebra de 1966 que fue firmado por representantes de ese país, y ratificado en la Declaración de Argyle. Asimismo, el referido presidente omite que otorgar permisos de explotación contraviene los acuerdos internacionales y que ha sido él quien ha intentando escalar la controversia al invitar al Comando Sur a instalarse en la Guayana Esequiba.

El gobierno guyanés también ignora los estatutos de la CIJ, que entre sus principios rige que las partes deben acudir a La Haya por mutuo acuerdo, y que los países se pueden reservar el derecho a no reconocer automáticamente los fallos que dicho tribunal emane, tal y como históricamente ha hecho Venezuela, posición compartida con Guyana y Estados Unidos y 116 naciones más. Sin embargo, en un intento de arrebatar el Esequibo, estos dos últimos países pretenden obligar a Caracas a apegarse ipso facto a los dictámenes de la corte.

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