Renuncia primera ministra británica en medio de una fuerte crisis económica

Luego de pasar 44 días en el cargo, la primera ministra británica, Liz Truss, anunció su dimisión este jueves 20 de octubre, en medio de una fuerte crisis económica en el país y fracturas internas en el Partido Conservador.

Con este paso, Truss pasó a ser la mandataria más breve en este país. Anteriormente, el primer ministro más efímero fue George Canning, quien murió en 1827 tras 119 días como primer ministro.

“Asumí el cargo en un momento de gran inestabilidad económica e internacional”, declaró Truss en una breve comparencia en el 10 Downing Street, sede del gobierno. “Las familias y las empresas estaban preocupadas por cómo pagar sus cuentas”, afirmó, citada por RT.

“Cumplimos con las facturas de la energía y con el recorte de la seguridad social, y establecimos una visión para una economía de bajos impuestos y alto crecimiento que aprovecharía las libertades del Brexit”, dijo Truss.

“Reconozco que, dada la situación, no puedo cumplir el mandato para el que fui elegida por el Partido Conservador. Por lo tanto, he hablado con Su Majestad el Rey para notificarle que dimito como líder del Partido Conservador”, anunció.

El cargo a primer ministro en el Reino Unido lo ostenta el líder o lideresa del partido con mayor número de escaños en la Cámara de Comunes, que comprende las Cámaras Bajas integradas por legisladores en elección popular. En este período, la agrupación mayoritaria es el derechista Partido Conservador, que representa los intereses de la vieja oligarquía y aristocracia británica.

Sin embargo, para ejercer, el postulado debe recibir el beneplácito del monarca reinante, en este caso Carlos III.

En este contexto, Truss aclaró que permanecerá en el cargo hasta que se elija a un nuevo sucesor. Añadió que la semana entrante habrá una nueva elección de liderazgo de partido de donde saldrá un nuevo gobernante.

La BBC indica que tanto el líder del Partido Laborista, Keir Starmer, como los voceros de los demócratas liberales y del Partido Nacional Escocés (SNP) han pedido que se convoquen elecciones generales de inmediato, para sanar esta turbulencia política que le antecede a la renuncia del derechista Boris Johnson, quien podría presentarse nuevamente en la contienda por el liderazgo del partido.

El talón de Aquiles de Truss ha sido el recorte de impuestos no financiados que ocasionó una turbulencia en los mercados y ciudadanía, que afronta una fuerte inflación por la subida de los precios de alimentos y energías.

El recorte fue anunciado el pasado 25 de septiembre por el ahora ex ministro de Finanzas, Kwasi Kwarteng, quien aplicó una reducción de 45.000 millones de libras a aquellos que ganaran más de 150.000 libras al año, es decir al sector más empoderado.

La medida – que tuvo que ser derogada el 3 de octubre pasado- precipitó el desplome de la libra y, a su vez de la popularidad de Truss, quien fue cuestionada fuertemente por su propio partido.

La crisis interna no cesó, y este miércoles 19 de octubre renunció la ministra del Interior, Suella Braverman, funcionaria que también criticó severamente a Truss.

Pero el caos político dentro del Partido Conservador no es el único que se registra en Gran Bretaña. La fuerte crecida de costo de la canasta alimentaria es lo que realmente preocupa al ciudadano de a pie.

La organización benéfica Trussell Trust solicitó ayuda al Gobierno para frenar un aumento de demanas sin precedente en los bancos de alimentos, informa Prensa Latina.

La directora ejecutiva de la organización, Emma Revie, denunció que una recesión latente, así como la galopante inflación (10.1 %) y costo de las energías – debido a las sanciones impuestas por “Occidente” a Rusia- han sido detonantes para lo que ella denominó un tsunami de solicitantes en los 1.300 centros de distribución de comida que controlan.

Detalló que la situación es tan preocupante que cada 13 segundos se entrega un paquete con alimentos en estos lugares.

“Nadie debería tener que acudir a una institución benéfica para algo tan esencial como es la comida, pero la situación que estamos enfrentando es demasiado seria como para que los bancos de alimentos puedan resolverla por sí mismos”, dijo Revie, citada por la referida agencia.

Varios analistas apuntan a que la crisis será tan severa que muchos hogares en Gran Bretaña tendrán que decidir, en un futuro no muy lejano, o comprar comida o poner la calefacción.

Foto: @Trussliz

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