A un año del atentado contra CFK, implicados políticos siguen a la sombra

Este 1ero de septiembre se cumple el primer año de uno de los ataques más dantescos de la historia reciente de Argentina. Se trata del intento de asesinato de la vicepresidenta de ese país, Cristina Fernández de Kirchner (CFK), cuya investigación solo ha dejado tras las rejas a los autores materiales y ha mantenido en las sombras a los implicados intelectuales, entre los que se asoman posiblemente políticos de la derecha.

La expresidenta (2007-2015) fue atacada en medio de una multitud que la apoyaba con concentraciones cerca de su vivienda, en Recoleta, Buenos Aires, luego de que el fiscal Domingo Luciani – uno de los promotores de la Causa Vialidad, que es parte del lawfare en su contra- pidiera días antes la solicitud de arresto a la también senadora.

Pasada las ocho de la noche (hora local), Fernando André Sabag Montiel (35 años) accionó a pocos centímetros del rostro de Fernández una pistola Bersa Thuner 32, con la intención de asesinarla. Afortunadamente, la bala no salió. Inmediatamente, el sujeto fue inmovilizado por simpatizantes y luego por la Policía Federal.

Desde entonces, Sabag Montiel está detenido, y en esa misma situación se encuentra su novia, Brenda Uliarte (23 años) -señalada como coautora- y Nicolás Carrizo (27 años), también cómplice e instigador del magnicidio fallido. Estas tres personas, a quienes denominan “Los Copitos”, son, sin duda, los autores materiales.

Vinculaciones omitidas

No obstante, las pesquisas han arrojado que “Los Copitos” no están solos y que alrededor de ellos orita agrupaciones de extrema derecha y ultraviolentas, como Revolución Federal (RF). Esta célula se ha encargado de atizar la violencia en contra de la izquierda – muy al estilo de las SA de la Alemania nazi- e instigar al asesinato de políticos de este sector, con el lema “bala para el kirchenrismo”. Dos semanas antes del atentado, Uliarte participó en una marcha de RF frente a la Casa Rosa, sede de gobierno.

RF fue fundada en 2021 por Jonathan Morel, un joven de 23 años que llegó a militar a favor del expresidente Mauricio Macri. Sin embargo, tras una “desilusión”, y marcado por el discurso de odio del exmandatario, Morel se radicalizó y armó al bloque que ahora dirige junto a otros neonazis, con quienes perpetra ataques y acoso agresivo en contra de políticos de izquierda. Así realizan marchas con antorchas y velas cerca de la Casa Rosada, a la que arrojan piedras. En las concentraciones llevan guillotinas para decapitar a muñecos con nombres de voceros del Frente de Todos, entre ellos a CFK y al actual mandatario, Alberto Fernández. También dejan falsos cadáveres en bolsas negras alrededor de la sede gubernamental, como forma de incitación al asesinato político.

Sin embargo, Morel, quien fue llamado a indagar y es actualmente investigado por otros hechos de violencia (y aún no por el caso de CFK), afirma ante tribunales que él nada tiene que ver con el intento magnicida, aunque las pesquisas revelaron que en su teléfono móvil se encontraba un contacto guardado como “Dali Revolución”, una mujer de 66 años llamada Lidia Margarita Casciano muy cercana a los miembros de la RF.

Casciano insistió cuatro veces en prestar su 9 mm para asesinar a CFK, en reuniones virtuales a las que asistieron integrantes de la RF. La sospechosa, a quien le incautaron el móvil, llegó a tomar clases de tiro y por grupos digitales posteaba comentarios llenos de odio que invitaban a lanzar granadas y a eliminar físicamente a varios voceros del peronismo.

“Yo no estoy en el grupo pero contá conmigo (para) la actividad bala tengo ganas de usar mi 9 mm”, le escribió Cascanio a Morel el 27 de agosto del 2022, seis días antes del ataque a CFK.

Otro elemento que genera fuertes sospechas es la presencia de otros integrantes de RF, Leonardo Sosa y Gastón Guerra, en el apartamento de Ximena de Tezanos Pino, quien vive en el mismo edificio de CFK, y quien aloja – “casualmente”- a la periodista de Crónica TV Delfina Wagner. Varios medios argentinos reseñan que tanto Sabag y Uliarte habían aparecido dos veces en dicho canal de televisión hablando mal del gobierno semanas antes del ataque.

Así, la comunicadora es señalada por la defensa de la vicepresidenta de ser la pieza clave que uniría los eslabones entre Sagab Montiel, Uliarte y RF. Incluso alegan que la periodista – quien se ha denunciado ser “perseguida política”- podría ser el eslabón entre “Los Copitos” y Gerardo Milman, otro de los sospechosos de ser financista del atentado contra CFK.

Milman fue número dos del Ministerio de Seguridad en el gobierno de Macri y ahora es diputado derechista de Juntos por el Cambio. Según palabras del asesor y periodista, Jorge Abello, Milman habría expresado en un local nocturno de la capital, y días antes del atentado: “Cuando la maten yo estoy camino a la costa”.

La periodista “Wagner es la única persona que parece conocer a todos los actores sospechosos en esta causa. Las coincidencias son demasiadas, y es necesario investigarla inmediatamente”, dijeron los abogados de CFK, citados por medios locales.

Pero el nombre de Macri en este caso no solamente aparece con Milman. Los hermanos del exministro macrista de Finanzas, Luis “Toto” Caputo, tienen una supuesta empresa en el ramo de la construcción, denominada Hermanos Caputo. Esta firma envió millonarias sumas de dinero en efectivo a Morel – jefe de la RF y quien dice haber aprendido a ser carpintero por videos de Youtube- para la “fabricación” de unos muebles, giros que pararon hasta finales de agosto del 2022 cuando la agrupación se consolidó, y previo al intento de asesinato de KFC. Se sospecha que Hermanos Caputo es una empresa fantasma que solo ha servido para enviar dinero a la agrupación violenta, ya que, según reseñan varios medios, no tiene dirección física e investigaciones han alertado que los muebles de Morel nunca se entregaron.

Posiblemente, en 2024 comenzará el juicio oral contra Sabag Montiel, Uliarte (ahora ex del principal sospechoso) y Carrizo. La prensa local explica que el Tribunal Oral Federal 6 no tiene jueces titulares. Hace dos años y medio que funciona con suplentes de otras cámaras. “De acuerdo con el Código, el próximo paso del proceso será que todas las partes sean convocadas a ofrecer la prueba que consideren pertinente para el juicio. Y las medidas de instrucción adicionales que puedan solicitar deberán a acostarse en ahondar en los ejes trazados en lo que fue elevado el juicio por la jueza federal María Eugenia Capichetti”, explica un periódico local. Es decir, las partes deben limitarse a indagar en los roles de “Los Copitos” (autores materiales), lo que deja por fuera en esta etapa a averiguaciones que podrían dar con conexiones políticas importantes.

No obstante, la fiscal de juicio, Gabriela Baigún, indicó que no descarta que hayan “posibles” autores intelectuales, indicios que quedan en la instancia liderada por la jueza federal Capichetti (cuestionada como imparcial por la defensa) y el fiscal Carlos Rívolo, así como por el juez federal Marcelo Martínez de Giorgi y el fiscal Gerardo Pollicita, quienes están detrás de las indagaciones de los posibles delitos violentos de RF en actos no relacionados con el atentado a CFK, pero sobre los que podrían salir incriminaciones.

A principios de años, los abogados de la vicepresidenta reacusaron a Capichetti por vínculos cercanos a la extrema derecha que lidera el lawfare en su contra. La letrada tenía un trabajo rentado al Instituto Superior de Seguridad Pública (IPSS) de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, ente liderado por el entonces ministro de Seguridad de la localidad, Marcelo D’Alessandro, uno de los artífices de la manipulación judicial contra CFK.

Documental para la reflexión

Para conmemorar este primer aniversario del atentado, la organización La Cámpora presentó el documental “La bala que no salió y el fallo que sí saldrá”, producción que invita al pueblo argentino a reflexionar sobre este abominable hecho y la constante intención de la ultraderecha de imponer la violencia por las palabras.

“Yo siento que estoy viva por Dios y por la virgen. Intentó matarme, disparar. Disparó, lo que pasa es que el tiro no salió”, expresó la vicepresidenta en una de sus primeras impresiones, registradas por los documentalistas.

CFK es centro de un lawfare dirigido por Estados Unidos y que comprende varios expedientes, en su mayoría sobreseídos a falta de pruebas. Sin embargo, luego de artimañas judiciales de sectores vinculados a Macri – quien rinde cuentas a Washington-, la denominada Causa Vialidad avanzó en diciembre pasado y logró condenarla, sin argumentos, a seis años de cárcel e inhabilitación política perpetua.

“Porque nunca fui de ellos ni lo voy a ser, hagan lo que hagan. Me quieren matar, meter presa, nunca voy a ser de ellos; yo soy del pueblo y de ahí no me muevo”, llegó a expresar CFK – citada por El Diario- ante una multitud el 25 de junio pasado en la bonarense Plaza de Mayo por el vigésimo aniversario de la presidencia de Néstor Kirchner.

Los intentos de asesinatos, acoso y persecución judicial son prácticas comunes que aplica el imperialismo en contra de líderes de gobiernos progresistas. Aparte de CFK, otro de los exmandatarios que son víctimas del lawfare es Rafael Correa, de Ecuador, hoy día en el exilio en Bélgica; y Luiz Inácio Lula Da Silva, actual presidente de Brasil que llegó a estar preso injustamente 19 meses bajo falsas acusaciones.

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