Venezuela repotenciaría capacidad energética de los BRICS

La configuración de un nuevo mundo pluripolar y multicéntrico es inminente. Uno de los síntomas del fin de la era unipolar, marcada por la hegemonía estadounidense, especialmente en América Latina y El Caribe, es el surgimiento de nuevos bloques de integración entre naciones hermanas – como la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur)- y de mecanismos de cooperación con países de distintas latitudes pero con economías pujantes, como es el caso de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica).

Creado en 2001, los países BRICS se propusieron a sellar alianza – en distintas áreas- en un naciente mundo pluripolar. Juntos concentran el 40% de la población mundial y el 31.5 % del Producto Interno Bruto (PIB) a escala global, un punto y medio más que el del llamado G7 (Alemania, Italia, Francia, Estados Unidos, Japón, Canadá, Reino Unido y La Unión Europea).

Con estas cifras que constatan un galopante crecimiento dentro de los BRICS, y ante la constante coerción de Estados Unidos y la UE hacia terceras naciones, el referido bloque es visto como una alternativa de crecimiento e integración. Tal es el caso de Venezuela, uno de los últimos países en manifestar su deseo de integrar parte de los BRICS. Así lo expreso su presidente, Nicolás Maduro, en declaraciones a la prensa luego de un encuentro en Brasilia con su homólogo Luiz Inácio Lula Da Silva.

“Venezuela quisiera ser parte de los BRICS y acompañar la construcción de esa nueva arquitectura, de esa nueva geopolítica mundial, del nuevo mundo que ya va naciendo”, expresó el mandatario junto a Lula, quien no se opuso a esta iniciativa.

“Soy partidario de que Venezuela integre los BRICS. Prontamente nos vamos a reunir y tenemos que evaluar varias solicitudes de integración”, expresó el presidente de Brasil.

La integración de Venezuela a los BRICS es considerada clave y provechosa, ya que el país suramericano posee la reserva más grande de petróleo del planeta.

Este adhesión “representaría una mayor presencia energética en el bloque, ya que los BRICS, si bien países como Rusia tienen grandes reservas de minerales y energéticas y son productores, lo que destaca de la mayoría de los países actuales miembros del BRICS es que son más consumidores de energía, por tanto la presencia de Venezuela permite cerrar ese ciclo (…) y así el bloque por completo adquiriría unos beneficios muy importantes, como podría ser una mayor independencia energética”, considera el internacionalista y analista Jean-Paul Mertz consultado por Koeyú.

Así, el ingreso de Venezuela – añade- afianzaría las capacidades comerciales dentro de los BRICS. “Esto permitiría al organismo posicionarse mucho mejor frente al actual crecimiento, que ya comienza a desplazar al G7”, si consideramos a este último como una instancia netamente consumidora, agrega el analista. “Apenas EEUU y Canadá tiene una producción energética bien grande no se compara a las capacidades que tendría el BRICS con Venezuela”, explicó.

Venezuela no es el único país que ha deseado integrar parte de los BRICS. Según el embajador de Sudáfrica en el organismo, Anil Sooklal, casi semanalmente reciben nuevas peticiones, tanto formales como informales.

Medios internacionales han informado que este mes de junio los representantes de los BRICS se reunirán en Ciudad del Cabo para discutir una posible ampliación.

“Lo que se discutirá es la expansión de los BRICS y las modalidades de cómo se llevará a cabo”, declaró Sooklal, quien enumeró una larga lista de países que han pedido ser parte de este organismo: Arabia Saudita, Argelia, Argentina, Afganistán, Bangladés, Bahréin, Bielorrusia, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Irán, Indonesia, Kazajstán, México, Nicaragua, Nigeria, Pakistán, Senegal, Siria, Sudán, Tailandia, Túnez, Türkiye, Uruguay y Zimbabue.

Foto: Prensa Presidencial

Hacia la desdolarización y moneda común

Uno de los desafíos que trazan los países BRICS es la emisión de una moneda en común. Esto sería un respiro para aquellas naciones víctimas de bloqueos y mal llamadas “sanciones” impuestas por Washington y sus aliados europeos. En esta línea se pronunció el presidente Lula, quien reafirmó su anhelo de instaurar una divisa común dentro de los BRICS e incluso en la región latinoamericana.

“Sueño con tener una moneda común para que nuestros países la utilicen en las transacciones, para que así podamos ser independientes del dólar. No puede ser que no podamos tener más libertad para conducir nuestros negocios. Sueño con los BRICS tengan su propia moneda, como la Unión Europea tiene el euro”, declaró el mandatario.

Lula señaló que Venezuela, como país bloqueado, ha padecido los males de una dolarización y del castigo que EEUU le ha impuesto con la privación del uso de su divisa y de la participación de Caracas en el sistema financiero internacional, fundamentado en motivaciones políticas.

“Esto es por culpa de EEUU, que ha impuesto un estricto embargo. Solo puedo decir que los embargos son peores que las guerras. En las guerras, los soldados mueren en el campo de batalla, pero si es un embargo del que estamos hablando, niños mueren, mujeres mueres, gente grande muere, quienes no tienen ninguna relación con disputas políticas”, declaró.

Por eso insistió en “la construcción de un bloque económico, de un ambiente y la economía para ese ambiente” que permita desdolarizar los países suramericanos, planteamiento que también llevará a la Cumbre de Suramérica que se realizará el próximo 30 de mayo en Brasilia, en donde se prevé abordar un relanzamiento de la Unasur.

Esta reconfiguración geopolítica – con un posible resurgimiento de la Unasur y expansión de los BRICS- sentarían las bases para que la región pudiera deslastrarse de la hegemonía del dólar definitivamente.

La irrupción de otras divisas “es una herramienta indispensable para garantizar que no haya presiones de tipo político y económico sobre algún país”, indica Mertz. La idea es que “cada país tenga el derecho de darse el gobierno que quiere y el sistema que quiere, más allá de este intento de EEUU de hacer daño a la economía de nuestro país a cambio de mantener una posición hegemónica”, refiere el analista.

El ocaso de la moneda estadounidense – detalla Mertz- se ve acelerado por “el crecimiento del comercio entre los distintos países del BRICS, junto a la creciente independencia de las transacciones comerciales respecto al dólar estadounidense, que hasta el momento había mantenido una hegemonía”.

En un futuro no muy lejano, esta independencia del dólar “puede reducir y quizás hasta anular las consecuencias de las medidas coercitivas unilaterales llevadas a cabo por el imperialismo estadounidense y sus aliados”, enfatizó.

Foto principal: Prensa Presidencial

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