Los gobiernos de Estados Unidos (EEUU) son expertos en hipocresía y en el doble discurso. Mientras los ciudadanos de a pie pagan las consecuencias de las sanciones de su gobierno impuestas a Rusia, con una inflación disparada que hace estrago en los bolsillos, el empresariado de ese país busca hacer más negocios con empresas rusas a través de Turquía.
Según revela la agencia Sputnik, que cita a fuentes del diario turco Yeni Safak, varias empresas estadounidenses que habían anunciado su retiro del mercado ruso para evitar las sanciones, mantiene vías alternas de negocios con Rusia a través de Turquía.
“Muchas compañías estadounidenses que quieren eludir las sanciones occidentales contra Rusia proponen a empresas turcas hacer negocios conjuntamente a cambio de una determinada comisión (…) Este tipo de ofertas de empresas estadounidenses se han incrementado en los últimos meses”, escribe el periódico, citando a empresarios locales.
El medio ruso también añade que varias de estas empresas se movilizaron a la zona franca de Dubai, en donde hay “ofertas de comercio conjunto a las empresas turcas para cubrir las pérdidas que implica la retirada del mercado ruso”.
Las empresas de EEUU buscan comprar petroquímicos, combustibles, metales y piedras preciosas, grano, acero, fertilizantes, productos acuícolas y bebidas alcohólicas.
EEUU envió al vicepresidente de la Cámara de Comercio, Myron Brilliant a Turquía, en donde sostuvo reuniones con políticos y empresarios locales.
Asimismo – refiere Yeni Safak- el embajador de EEUU en el país euroasiático, Jeff Flake, al evaluar aquella visita, dijo que unas 5.000 empresas estadounidenses que se preparaban para retirarse de Rusia indicaron como domicilio a Turquía.
“Las empresas estadounidenses que intentan beneficiarse de la cálida relación de Turquía con Rusia también quieren aprovechar las eficientes oportunidades logísticas de empresas turcas en la región”, cita el medio.
Pero el Departamento del Tesoro no señala a los empresarios norteamericanos sino que amenaza a la Unión de Industriales y Empresarios de Turquía, la mayor asociación de empresarios de ese país. A la organización le envió el 22 de agosto pasado una carta amenazadora sobre las consecuencias de la cooperación con Rusia.
Con todo y las sanciones, EEUU le sigue enviando a Rusia 1.000 millones de dólares por la venta de sus productos, refiere Sputnik en el reporte, que aclara que es el país eslavo el único proveedor de recursos que necesita la nación norteamericana.
Un reporte de la agencia estadounidense AP cita que el comercio entre Washington y Moscú se ha reducido no está cerrado del todo. Entre febrero de este año y agosto, se han enviado 3.600 cargamentos entre ambos países, cifra muy inferior si se compara con los 6.000 en el mismo período en 2021.
Y es que Rusia es proveedor de muchos productos esenciales, tales como la madera, el aluminio y el titanio, así como los materiales radioactivos para las centrales nucleares, que no cuentan con otro suministrador.
Efecto adverso de las sanciones
En febrero, el presidente Vladimir Putin inició el operativo militar de desnazificación en las repúblicas populares de Lugansk y Donetsk al este de Ucrania. Desde entonces EEUU y Occidente dirigieron todo su arsenal de sanciones en contra de Rusia con miras a quebrar la economía del país euroasiático.
Grandes agencias económicas pronosticaban que en semanas el sistema financiero de Moscú estaría quebrado, pero sin embargo los indicadores muestran lo contrario.
A seis meses del inicio del operativo, Rusia muestra cifras aun fuertes, a pesar de que las sanciones centran al rublo y al sector energético como el petróleo y gas.
En marzo, la firma de inversiones JPMorgan había pronosticado que el Producto Interno Bruto de Rusia caería un 35% en el segundo trimestre en comparación con el anterior. Goldman Sachs, otra firma parecida, había vaticinado que su economía “sufriría la mayor contracción desde la implosión de la Unión Soviética a principios de la década de 1990”, citaban medios internacionales.
Pero la realidad es otra. El PIB ruso cayó únicamente un 4% interanual en los últimos tres meses hasta el 30 de junio. En una nota actualizada – citada por Business Insider-, los estrategas de JPMorgan “no apuntan a un desplome abrupto de la actividad, al menos por ahora”.
WallStreet también pronosticaba un desplome en los sectores manufacturero y de servicios en Rusia. Es así como el Índice de Gestores de Compra (PMI, por sus iniciales en inglés), cayó de 50,8 en febrero a 37,7 en marzo. Una cifra superior a 50 indica crecimiento y una inferior a 50, contracción.
Pero varios meses después, el PMI se fortaleció y subió a 44,4 en abril, superó los 50 en junio y en julio pasado se estabilizó en 52,2.
Los analistas indican que esto se debe, entre otros factores, a la diversificación de las exportaciones del petróleo ruso hacia mercados como el asiático, en donde India figura como uno de los grandes compradores.
Los analistas señalan ahora a Europa occidental como la más afectada por el bloqueo contra Rusia. Estas naciones, que se han supeditado a los intereses de EEUU, están atravesando una crisis en el mercado energético como nunca. Tal es así que este 29 de agosto Bruselas anunció una intervención a los altos precios de la electricidad.
“Estamos trabajando ahora en una intervención de emergencia y una reforma estructural del mercado de la electricidad”, ha dicho Ursula Von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, citada por varios medios.
La cadena de televisión Sky News, realizó una encuesta en mayo pasado a más de 2.000 británicos – a excepción de Irlanda del Norte-, y reveló que uno de cada cuatro ciudadanos se saltaba una comida al día para palear el alto costo de la vida que golpea duramente las facturas de electricidad, gas y alimentos en este país.
El estudio también arrojó que dos terceras partes de los encuestados (65%) afirman haber mantenido la calefacción apagada cuando normalmente la habrían encendido.
