Sanciones de EEUU son herramientas genocidas con fines políticos

La diferencia en los daños que generan las mal llamadas “sanciones” que impone el imperialismo a países soberanos y el impacto de misiles de guerra no es mucha. El efecto negativo que causan estas agresiones es el mismo: vulneración de derechos humanos a toda la población y delitos tipificados como crímenes de lesa humanidad.

Actualmente, 30 países de los 193 que están en la Organización de Naciones Unidas (ONU) son blancos de ese tipo de agresiones impuestas por Estados Unidos (EEUU) y la Unión Europea (UE). Se trata de naciones que albergan el 28 % de la población mundial y que ocupan el 72 % del territorio total del planeta.

Tanto Washington como Bruselas denominan a estas medidas como “sanciones” en un intento de esconder su carácter violento, coaccionador e írrito. Son fuertes castigos, al margen de la legalidad, aplicados a países que no obedecen a dictámenes de la Casa Blanca y sus aliados europeos.

Las “sanciones” impiden el normal desenvolvimiento financiero a un país en ámbito internacional, le restringe negociaciones en el mercado global y el acceso a créditos. Son herramientas de persecución contra empresas públicas y privadas que intentan pactar tratados comerciales totalmente legales con Estados soberanos. Las acciones coercitivas buscan poner de rodillas a los Estados, afectando su centro económico y, con ello, la red de distribución de enseres básicos como medicinas y alimentos. El objetivo final es inducir una crisis humanitaria que sirva como justificación a una intervención militar o estallido social que sea antesala a un gobierno servil.

De estas medidas, Venezuela es blanco de 930. Esta exorbitante cifra, que ha venido creciendo desde el 2014 – tras la desaparición física del comandante Hugo Chávez, en 2013, y las posteriores victorias electorales del presidente Nicolás Maduro-, posicionan a la nación bolivariana en el quinto lugar de una lista de 30 países sancionados. En promedio, entre 2014 y 2022, Caracas recibió una “sanción” estadounidense y europea cada tres días. La lista la lidera Rusia con 15.958.

Ante esta agresión consecutiva, Venezuela activó todos los mecanismos de protección al pueblo y métodos para estudiar, recopilar y difundir las graves consecuencias que ha denunciado en todos los escenarios internacionales como un feroz bloqueo. Es por ello que se aprobó en 2020 la Ley Antibloqueo, que dio paso al Observatorio Nacional Antibloqueo, ente público que se encarga de detallar el impacto negativo de estas “sanciones” por áreas. Una de sus herramientas es el Mapa Geopolítico de las Sanciones presentado en la sede de la Cancillería este 20 de junio al país; y al cuerpo diplomático acreditado en Caracas, a organizaciones sociales y al Grupo de Amigos en Defensa de la Carta de la ONU, un bloque de países que levantan su voz contra cualquier violación al derecho internacional, como lo son estas “sanciones”.

“Las ‘sanciones’ se han convertido en un instrumento más frecuente para tratar de imponer políticas. Agreden la economía, bloquean el comercio y las finanzas de un país” con el fin de instaurar “cambios de régimen y conducta”, explicó durante la presentación del mapa William Castillo, viceministro de Políticas Antibloqueo de Venezuela y gerente general del Observatorio Antibloqueo.

La meta es presentar y dar a conocer, con detalle, cómo funcionan las agresiones y a quiénes están dirigidas, información que no se publica en los grandes medios y que está en páginas web de organismos públicos de EEUU y de la UE.

Castillo denunció que, salvo China y Rusia – que tienen un nivel de desarrollo elevado-, EEUU golpea a países que ha venido agrediendo con anterioridad, como Cuba y Nicaragua, Irán y Bielorrusia, así como a naciones que están en regiones vulnerables como en África. “Son países que reciben medidas unilaterales y de restricción contra sus funcionarios, sus presidentes y ministros y sus bancos centrales, con el objetivo de frenar sus desarrollos”. No obstante, los autores de los bloqueos usan la narrativa de que estos son activados bajo la excusa y falsa matriz de que es por la “defensa de los derechos humanos y de las democracias”, dijo.

En esta política coercitiva, a EEUU le acompañan – además de la UE, que condiciona el accionar de tres decenas de países- Panamá, Canadá, Suiza y Reino Unido.

El pueblo afectado

Los daños se ven reflejados en sectores álgidos como el petrolero – principal ingreso de divisas de Venezuela- alimentos, transporte, finanzas públicas, servicios y salud.

Las “sanciones”, además de generar un bloqueo, crean condiciones hostiles contra nuestro país y dañan el tejido financiero internacional. En 2017 – por ejemplo-, por presiones de EEUU, la empresa financiera Euroclear congeló operaciones de liquidación de bonos de deuda pública venezolana, por un monto de 1.200 millones de dólares. Ese mismo año, once emisiones de bonos de deuda pública y de bonos de deuda de Petróleos de Venezuela (PDVSA), por un valor de 1.241 millones de dólares, no pudieron ser cancelado a sus acreedores por motivo de las “sanciones”. Similar suerte corrieron 23 operaciones internacionales realizadas por el Estado en aquella oportunidad, para la compra de insumos como alimentos y medicinas para los venezolanos.

EEUU y sus socios han castigado a 39 buques venezolanos y 30 naves extranjeras que transportaban crudo, con la intención de obtener divisas. Esta cifra posiciona a Venezuela en el cuarto país con más barcos sancionados. De igual forma, han sido bloquedos 58 aviones, propiedades de la estatal Conviasa y de PDVSA, y uno de orden privado, colocando a nuestro país como el segundo con mayor persecución de este tipo de inmuebles.

El bloqueo provocó la caída anual de ingresos en divisas al país (de 40 mil millones de dólares en 2014 se pasó a 743 millones de dólares en 2020). De esta manera las mal llamadas sanciones mermaron los recursos que son redireccionados por el Gobierno Bolivariano a la inversión social, tales como programas educativos y de salud. Asimismo, generaron el cierre de varias empresas esenciales, caída de la producción petrolera, ataque a la moneda e hiperinflación inducida, que produjo, a su vez, una migración masiva de venezolanos, situación que fue abordada por los grandes medios bajo un sesgo político.

A la par de las medidas coercitivas, Venezuela comenzó a padecer de una ola de saqueos de bienes e inmuebles que están en el exterior, valorados entre 24 mil y 30 mil millones de dólares. Este esquema ha sido alentado por la extrema derecha nacional, agrupada en un supuesto “gobierno interino”. En lista de activos están las 31 toneladas de oro secuestradas por el Reino Unido, el robo de la refinería Citgo que funciona en EEUU, y el avión de Emtrasur confiscado en Argentina por órdenes de Washington y el oprobioso secuestro del Enviado Especial, el diplomático Alex Saab, quien se encargada de realizar labores humanitarias.

Otras de las lamentables consecuencias del bloqueo contra Venezuela, es el deceso de 53 niños con padecimientos de salud que esperaban ser atendidos por programas sociales de Citgo, hoy suspendidos desde el secuestro. de la filial en 2019. De igual forma se ha registrado una disminución en el esquema de alimentación de recién nacidos y en sus calendarios de vacunación. También se evidencia, desde el 2014, un recorte a la mitad del número de operaciones en el Hospital Cardiológico Infantil Latinoamericano Dr. Gilberto Rodríguez Ochoa, ubicado en Caracas, que atiende a menores de toda la región y de forma gratuita.

Frente a todos estos crímenes de lesa humanidad, el Gobierno Bolivariano puso en marcha varios métodos para poder sortear la persecución y se ha apoyado en naciones hermanas como China, Turquía, Irán, India, Rusia y Cuba; y de organismos multilaterales tales como la Organización Mundial de la Salud, Organización Panamericana de la Salud, Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, entre otras agencias.

Focos de corrupción

En el lanzamiento del Mapa Geopolítico de las Sanciones, el ministro de Relaciones Exteriores venezolano, Yván Gil, detalló que el 96 % de los casos, estas medidas extorsionadoras no consiguen su objetivo “que es doblegar a los pueblos, sino más bien terminan convirtiéndose en un elemento que daña la economía y luego son un foco de corrupción para quienes imponen las sanciones aliados con las llamadas ONG”. “Es un entramado sumamente complejo y corrupto que busca hacer daño. Afortunadamente en Venezuela no han tenido éxito, así como en Cuba tampoco durante más de 60 años”, agregó.

El mapa interactivo – que se puede conseguir en la página web del Observatorio Antibloqueo- expone esta cruda realidad y denuncia que países hermanos como Irán, Cuba, China, Rusia, Nicaragua, Bielorrusia y naciones amigas africanas fuertemente agredidas por la injerencia estadounidense, atraviesan por una situación similar. Por ello, Venezuela aboga por un mundo multipolar y multicéntrico, a la vez que pide dinamizar los canales de comunicación entre los países sancionados y así, trazar objetivos comunes para derrocar estos bloqueos.

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