Una nueva Unasur: la impostergable tarea por el bien de la región

Este lunes se difundió una carta emitida por varios expresidentes, exministros, parlamentarios e intelectuales a 12 presidentes de la región, en donde se resalta la necesidad de retomar un espacio de integración suramericana, ante los cambios y desafíos que la realidad mundial y regional plantean.

«Los procesos electorales recientes han permitido el triunfo de gobernantes y coaliciones políticas favorables al reimpulso de la integración regional. A partir de enero del 2023 tendremos en todos los países más grandes, sin ninguna excepción, gobiernos partidarios de retomar y fortalecer los procesos de integración. Es una oportunidad que no se puede dejar pasar. Juntos podemos hacer oír nuestra voz», refiere parte de la carta rubricada por los expresidentes Rafael Correa (Ecuador), Michelle Bachelet (Chile). Eduardo Duhalde (Argentina), Ricardo Lagos (Chile), José Mujica (Uruguay), Dilma Rouseff (Brasil) Ernesto Samper (Colombia), entre varios exministros, excancilleres, exparlamentarios e intelectuales latinoamericanos.

En el escrito, que, según medio internacionales fue dirigido a Nicolás Maduro (Venezuela), Alberto Fernández (Argentina), Luis Arce (Bolivia), Lula da Silva (presidente electo de Brasil), Guillermo Lasso (Ecuador), Gabriel Boric (Chile), Gustavo Petro (Colombia), Irfaan Ali (Guyana), Mario Abdo Benítez (Paraguay), Pedro Castillo (Perú), Luis Lacalle Pou (Uruguay), Chan Santokhi (Surinam), analiza que “la integración es hoy más necesaria que nunca”. los firmantes hacen alusión a los embates de la reciente pandemia del Covid-19 en el continente, que, con solo 8% de la población mundial, registró más de un cuarto de los fallecidos por esta enfermedad, y además «experimentó una recesión doblemente más profunda que la de la economía mundial».

Ante este escenario, insisten en que «la integración es hoy más necesaria que nunca. Un esfuerzo significativo en esa dirección permitiría alimentar un círculo virtuoso que fortalecería las instancias multilaterales y aportaría a un bien superior hoy día en peligro: la paz».

Tras un desglosado planteamiento, insisten en que la nueva Unasur debe hacerse cargo autocríticamente de las deficiencias del proceso anterior, y que en en concreto debe:


1- Garantizar el pluralismo y su proyección más allá de las afinidades ideológicas y políticas de los gobiernos de turno. En ese sentido hay mucho que aprender de esquemas como la UE o la ASEAN en cuyo interior coexisten países con gobiernos e incluso regímenes de muy distinto signo.


2- Sustituir la regla del consenso que termina generando un efecto paralizante, por un sistema de toma de decisión con quórums diversos dependiendo de las materias a resolver. En particular la elección del Secretario General no puede estar sujeta al derecho a veto de un país.


3- Incorporar nuevos actores que complementen el esfuerzo de los gobiernos y de los parlamentos. Las universidades, los institutos tecnológicos, los centros culturales, las representaciones sindicales, las empresas, grandes, pequeñas y medianas deben ser incorporados al proceso. En su ausencia la integración pierde vitalidad y tiende a la burocratización.

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