Organizaciones mediáticas tarifadas distorsionan conceptos migratorios para atacar a Venezuela

La migración humana ha existido desde tiempos remotos. Este fenómeno histórico ha sido vital para el desarrollo y progreso de los pueblos, en los ámbitos sociales, culturales, económicos y políticos. Sin embargo, en años recientes, el imperialismo estadounidense ha instrumentalizado esta realidad para atacar a países soberanos. Desde el siglo pasado hasta nuestros días, Washington ha impuesto matrices de opinión en sus medios en las que la migración es tema central para torcer realidades y, con ello, malponer a un gobierno legítimo.

Un ejemplo de lo anteriormente descrito es Venezuela ya que las agencias informativas y grandes medios de comunicación al servicio de EEUU y la Unión Europea se han encargado de construir una narrativa acerca de la migración venezolana, sobre la que se promueven mitos y falsedades que son ampliamente difundidas en redes digitales.

Para fabricar esta matriz, las corporaciones – que han recibido financiamiento de gobiernos hostiles y supuestas fundaciones- se han encargado de promover mentiras sobre las cifras de los movilizados, omitir las verdaderas causas de la migración, toda vez que han satanizado a los venezolanos que salen por las fronteras al vincularlos con la criminalidad.

Uno de estos medios es Efecto Cocuyo. Esta página web se define como una plataforma que promueve el “pensamiento crítico” y cuenta “historias que resaltan la realidad de las comunidades y las luchas que enfrentan las personas más vulnerables”.

Sin embargo, Declassifieduk, una organización que se dedica a investigar los tentáculos de ejes de poder del Reino Unido, denunció en 2021 que Efecto Cocuyo, junto a otros medios, recibió fondos de Londres con el fin de socavar al gobierno del presidente Nicolás Maduro[1]

La organización reveló que a pesar de que el Departamento de Investigación de la Información cerró en 1977 – que destinó fondos para sabotear el camino electoral del socialista de Salvador Allende en Chile durante la Guerra Fría- “Gran Bretaña ha seguido patrocinando proyectos periodísticos en América Latina”.

“En respuesta a una solicitud de libertad de información, el Ministerio de Relaciones Exteriores reveló que, entre enero de 2016 y septiembre de 2018, financió al medio de comunicación venezolano Fundación Efecto Cocuyo, así como al Instituto Radiofónico Fe y Alegría y al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa”, cita Declassifieduk.

En julio de 2019, la editora de dicho portal, Luz Mely Reyes, participó en el evento “Conferencia Global por la Libertad de Medios” organizado por el gobierno del Reino Unido en Londres, refiere la ONG.

En dicho conversatorio, el entonces secretario de Asuntos Exteriores británico, Jeremy Hunt, dijo que Reyes “ha desafiado al régimen de Maduro al cofundar un sitio web de noticias ‘independiente’, Efecto Cocuyo”, sin mencionar los vínculos de ese portal con el gobierno que representa.

El apoyo de Londres a proyectos mediáticos en Venezuela – agrega Declassifieduk- se alinea con el del Fondo Nacional para la Democracia (NED) de Estados Unidos. Según informaciones dadas por la misma NED, EEUU, a través de dicha organización, ha financiado proyectos de “libertad de información” en Venezuela destinados a fomentar una “mayor comprensión de los efectos indirectos de la corrupción y la actividad criminal venezolana”, trabajando con “periodistas de investigación y organizaciones asociadas”.

La NED fue creada durante el gobierno de Ronald Reagan (1981-1989). Esta fundación, junto al Instituto Nacional Demócrata (IND) – brazo del Partido Demócrata- se han dedicado a destinar millonarios fondos para financiar a medios en Venezuela, bajo la excusa de “fortalecer la democracia”.

En más de una oportunidad, la NED ha dicho que el gobierno venezolano ha intentado “controlar” los medios de comunicación y ha priorizado las redes sociales como “menos vulnerables a las restricciones del gobierno”, además de ser “una herramienta útil para los activistas políticos independientes en Venezuela”.

Aunque la NED describe cuidadosamente a estos activistas como supuestos “independientes”, está claro que se trata de promotores y voceros de la ultraderecha, asociados a la hoy autodenominada Plataforma Unitaria Democrática, anteriormente conocida como la Mesa de la Unidad Democrática (MUD).

En cuanto a Efecto Cocuyo, esta empresa parece tener como objetivo mantener en redes y en su página web el tema de la migración de manera distorsionada, usando, con toda la intención política, cifras maquilladas de supuestas ONG’s, de la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur) y de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).

La referida corporación publica casi a diario un artículo sobre la migración venezolana. En estos trabajos no se menciona que las 930 Medidas Coercitivas Unilaterales (MCU) impuestas por Estados Unidos y la Unión Europea (UE) han deteriorado la calidad de vida de los venezolanos, al afectar los servicios públicos y truncar el acceso a los derechos como la salud, educación y vivienda, tal y como lo ha constatado relatores especiales e independientes de la ONU, en diversos informes.

Entre las principales fuentes de Efecto Cocuyo está el Programa para Venezuela de la Oficina de Washington para Asuntos Latinoamericanos (Wola, por sus siglas en inglés), que alega no recibir fondos públicos de EEUU pero sí admite que recibe ayuda económica de instituciones como la Fundación de los Hermanos Rockefeller, la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación y de la Fundación Judy y Peter Blum Klove, todas ligadas con Washington y con ejes de poder imperial.

Asimismo, Efecto Cocuyo cita los informes de HUM Venezuela, otra plataforma que en sus informes “sociales” evita nombrar la palabra “sanciones”. Solo a modo de ejemplo, en el reporte de noviembre de 2023, de 49 páginas, aparece dicho término una sola vez; y sale asociado al alivio reciente dado por la Casa Blanca que, según ellos, se tomó “para avanzar de manera efectiva en un proceso de transición democrática, pacífica, electoral y constitucional que solucione el conflicto”.

La editora y fundadora de Efecto Cocuyo, Luz Mely Reyes, junto a la Fundación Gabo, y en alianza con la OIM, dictó el taller “Historias de migración: periodismo en movimiento”. La periodista, además, dirige la plataforma Venezuela Migrante dedicada a promover narrativas antigobierno con el tema migratorio, utilizando los manipulados datos de la Acnur, OIM y otras presuntas ONGs.

Según Venezuela Migrantes, hay 7.7 millones de venezolanos, entre migrantes, refugiados y solicitantes de asilo. El sitio web – según alega- toma cifras de la Plataforma de Coordinación Interagencial para Refugiados y Migrantes (R4V) que “coordina” el Plan de Respuesta para Refugiados y Migrantes de Venezuela (RMRP por sus siglas en inglés) en 17 países de América Latina y el Caribe.

Una investigación de Luis Ernesto Navas y Daymar Martes, denominada “Tratamiento discursivo por ACNUR y OIM sobre los flujos migratorios venezolanos (2017-2020)”, publicada por la fundación Sures en 2021, explica la procedencia de la R4V, y cómo ambas agencias de la ONU han confundido los conceptos de migrantes y refugiados con fines políticos.

En el referido informe, Navas y Martes especifican qué es exactamente un migrante y un refugiado, y las diferencias entre cada estatus.

En primer lugar, explica que “el migrante es toda persona que traslada su lugar de residencia de una división geográfica o administrativa a otra. El término excluye a los traslados que se realizan con intenciones diferentes, tales como viajes de trabajo o negocios, estudios, misiones diplomáticas, turismo, asilo o refugio, etc”. 

Entretanto, el refugiado es, según la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951, toda persona que ingrese a un territorio debido a “fundados temores de ser perseguida por motivos de raza, sexo, religión, nacionalidad, pertenencia a determinado grupo social u opinión política”.

Navas y Martes especifican que para el 2017 tanto la OIM como la Acnur diferencian ambos términos. Sin embargo, para el 2018 la Acnur tomó la vocería en esta materia y, junto a OIM, “dio inicio a la construcción discursiva del ‘refugiado venezolano’ que presuntamente huye de su país a causa de la violencia cometida por cuerpos de seguridad del Estado venezolano el desabastecimiento y la inseguridad, por lo que requiere de protección internacional –bajo la figura del refugiado– y asistencia humanitaria”.

La Acnur y la OIM, junto a otros actores, pusieron en marcha a la R4V, con el fin de “coordinar” la movilización de recursos bajo el liderazgo conjunto.

De igual forma, Navas y Martes aclaran que “uno de los argumentos que se han esgrimido para justificar la existencia de una crisis de refugiados es el hecho de que en determinados momentos se pudo registrar un ritmo muy acelerado de movimientos migratorios desde la frontera venezolana en muy poco tiempo, lo cual se asemeja a las crisis de refugiados”.

“Sin embargo, – añaden- las agencias de la ONU obvian en su análisis el efecto de las medidas coercitivas unilaterales sobre la vida económica y social del país, las cuales se acentuaron a partir del año 2018; así como la promoción de la emigración de personas venezolanas por parte de gobiernos de la región mediante la implementación de políticas migratorias de puertas abiertas”.

Además, para ese entonces, la Acnur publicó la “Nota de orientación sobre consideraciones de protección internacional para los venezolanos”, en la que dejó de lado la definición de migrante y refugiado establecida en la Convención de 1951/Protocolo de 1967 y recurrió a la ampliación conceptual formulada en la Declaración de Cartagena de 1984, que se reguló para ser aplicada a los conflictos armados que entonces asolaban varios países de Centroamérica.

En septiembre de 2018 la Acnur y la OIM activaron la R4V tras una solicitud del secretario general de la ONU, Antonio Guterres. Raramente, las agencias internacionales nunca instalaron una plataforma similar con la crisis de refugiados que se generó por el conflicto armado en Colombia, que expulsó a más de 8 millones de colombianos; o por los movilizados centroamericanos producto de las intervenciones militares de EEUU durante el siglo XX.

La R4V – que es la fuente que usa Efecto Cocuyo, Venezuela Migrante y otros medios venezolanos financiados desde fuera- publica ininterrumpidamente desde diciembre de 2018 el Plan de Respuesta para Refugiados y Migrantes de Venezuela (RMRP por sus siglas en inglés), que no es más que un llamamiento para direccionar fondos millonarios a organizaciones para la supuesta atención de la población venezolana en los países de acogida.

Ya en 2018, estos medios y las agencias impusieron la matriz de que todos los migrantes venezolanos deberían ser tratados como refugiados, en el marco de la Declaración Cartagena. La R4V se ha referido a ellos, desde su creación, como “refugiados y migrantes venezolanos” agrupados en una sola cifra, denuncian Navas y Martes. No obstante, en el 2020 la OIM comienza a referirse a este sector como “desplazados”, lo que generó un fuerte rechazo entre el sector de la ultraderecha nacional e internacional – que pedía y sigue pidiendo más MCU contra Venezuela- y abrió el camino legal a países receptores para rechazar el estatus de refugio y asilo a los migrantes solicitantes.

“La conversión de migrantes económicos a personas refugiadas no es más que un intento de trasladar la responsabilidad por la violación de los derechos humanos de la población venezolana desde quienes diseñan, aprueban y hacen cumplir un severo paquete de medidas coercitivas unilaterales contra Venezuela, hacia el gobierno que se ve obligado a gestionar la economía nacional en medio de enormes privaciones”, concluyen Navas y Martes[2].

Esta manipulación de términos – que es replicada en los referidos medios y corporaciones internacionales, como agencias de noticias- ha sido denunciada por el Gobierno venezolano en distintos escenarios. En octubre pasado, durante 74° Comité Ejecutivo del Programa de la Acnur, celebrado en Ginebra, Suiza, el viceministro para Temas Multilaterales del Ministerio del Poder Popular para Relaciones Exteriores de Venezuela, Rubén Darío Molina, condenó que las agencias de la ONU se presten para esta tergiversación deliberada.

Precisó que la nación bolivariana no acepta otro concepto de refugiado que no sea el establecido en nuestra legislación y el Protocolo sobre Refugiados de 1967. “Venezuela viene denunciando sistemáticamente que se utiliza alegremente, que se usa irresponsablemente el término refugiados, al catalogar así a nuestros nacionales que han migrado por razones económicas”, aclaró, citado por la Cancillería en una nota de prensa.

La Acnur y la OIM “publican cifras con escasa rigurosidad científica, las publican alegremente, recaudan millones de dólares de manera sistemática desde el año 2018, con donantes que son los mismos que aplican las medidas coercitivas unilaterales con sus bloqueos y sanciones”, añadió Molina[3].

Los solitarios venezolanos en el Darién

Otras de las aristas en la matriz engañosa de los medios ya mencionados es sobreexponer a los venezolanos como la única población que atraviesa el tapón del Darién, peligrosa selva entre Colombia y Panamá.

Según datos de Migración Panamá, la población venezolana es la que más transita por esta selva, y se dice que en la mayoría de estos migrantes buscan llegar a EEUU. Sin embargo, los medios y agencias no mencionan que la segunda nacionalidad más transitada es Ecuador y Haití. En sus informaciones evaden explicar la calamidad social e inseguridad en estos últimos países como las verdaderas causas que mueven a estos ciudadanos, que huyen de la criminalidad en Ecuador y de la inestabilidad política haitiana. Y cabe recordar que la derecha es quien gobierna a Ecuador desde el 2017.

En el caso de Haití, se ha registrado un éxodo masivo de sus ciudadanos por la inestable situación política interna luego del magnicidio del presidente Jovenel Moise, asesinado en julio 2021 por elementos estadounidenses y mercenarios colombianos, entrenados por paramilitares de la derecha de ese país. Todo este panorama, y sus implicaciones, no son abordados por las corporaciones mediáticas.

En los primeros sitios de la tabla de Migración Panamá también figuran colombianos, peruanos y chilenos, además de personas provenientes de otros países más lejanos como Vietnam, Nepal, India, Bangladesh, Camerún, Angola, Eritrea y Ghana.

La mayoría de los grandes medios omitió otros datos curiosos sobre la migración en la región. Por ejemplo, a comienzos de 2023, los ecuatorianos superaron a los venezolanos en número de migrantes por el Darién. Entre el 1ero de enero de ese año hasta el 15 de febrero, unas 37.000 personas habían atravesado dicho espacio geográfico. De ese total, 9.536 eran de Ecuador. De igual forma, Colombia expulsó en 2022 a 547.000 nuevos migrantes, la cifra más alta desde que se llevan registros. Mientras esto ocurría, Efecto Cocuyo mantuvo avivando su matriz impuesta.

Incluso, estas páginas web “independientes” – a la que se une El Estímulo, El Nacional, La Patilla, entre otras- no reseñan el alto retorno de venezolanos en los últimos años, así como omiten informar, con la misma intensidad, los vuelos Vuelta a la Patria que ha emprendido el Gobierno Nacional desde el 2018, y con el que se ha logrado repatriar voluntariamente, hasta mayo del 2023, a 30.000 connacionales en 180 vuelos y un traslado marítimo de 25 países, todos víctimas de xenofobia y discriminación promovida por la prensa reaccionaria, bajo total impunidad estatal, en naciones receptoras.

En otro estudio para Sures realizado por Luis Ernesto Navas, denominado “Migración Today. Hacia un Panorama del Proceso Migratorio Venezolano”, publicado en 2022, el especialista aborda el fenómeno de retorno de migrantes que se silenciado por la mediática mundial y nacional.

En el reporte señala que durante el 2018 ya se había comenzado a registrar retornos masivos de venezolanos. Sin embargo, “no ha habido interés por parte de los actores políticos y de la comunidad internacional por resaltar el fenómeno del retorno, debido a que se podría favorecer la narrativa del gobierno venezolano”, indica.

Asimismo, agrega que las causas de este regreso se debe, en parte, a la recuperación de la economía venezolana. “Así tenemos que en marzo de 2021, Bloomberg publica una nota en donde además de elogiar las políticas económicas que han estabilizado la economía nacional ‘contra todo pronóstico’, reconoce el retorno de decenas de miles de personas, y recoge numerosos testimonios de personas retornadas que se sorprenden por las condiciones económicas favorables que se consiguen en el país”, agrega Navas[4].

Aun y cuando los medios al servicio de EEUU y sus fundaciones corrijan con el tiempo los conceptos de migrantes y refugiados, y – difícilmente- comiencen a reseñar el regreso de miles de connacionales, ya el daño cognitivo está hecho. Ellos se han encargado de recrear el escenario mediático internacional necesario para la imposición y mantenimiento de las mal llamadas “sanciones”, y de asociar la criminalidad con esta población que solo busca calidad de vida lejos del bloqueo estadounidense.


[1] https://www.declassifieduk.org/revealed-uk-sets-up-media-influencing-project-in-venezuela-amid-secretive-750000-democracy-promotion-programme/

[2] https://sures.org.ve/wp-content/uploads/2022/07/TRATAMIENTO-DISCURSIVO-POR-ACNUR-Y-OIM-SOBRE-LOS-FLUJOS-MIGRATORIOS-VENEZOLANOS-2017-2020.pdf

[3] https://mppre.gob.ve/2023/10/09/venezuela-rechaza-uso-termino-refugiados-arma-agresion-contra/

[4] https://sures.org.ve/migracion-today-panorama-proceso-migratorio-venezolano/

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