Hace diez años la lluvia y el pueblo colmaron para siempre al Chávez invicto

El cordonazo de San Francisco es un fenómeno meteorológico que suele ocurrir en Venezuela cada 4 de octubre. Se trata de una fuerte lluvia acompañada de grandes descargas eléctricas que iluminan al cielo.

Dice el venezolano que todos los años, en esa fecha, San Francisco de Asís – quien se despojó de sus bienes materiales y dedicó su vida a servir al prójimo- sacude el cordón de la túnica para repeler al Diablo y lograr con ello espantar al príncipe de la oscuridad.

Ese mismo 4 de octubre, pero del 2012, el pueblo venezolano, tal y como lo hizo San Francisco, lanzó su ataque al demonio imperial. Aquel día, el pueblo selló con oro su indiscutible e irrestricto apoyo a la Revolución Bolivariana y a su líder, Hugo Chávez, con un histórico desborde de siete avenidas durante el cierre de campaña para las elecciones presidenciales que se realizaron tres días después, y en las que Chávez se tituló vencedor invicto ante el mundo.

“Así somos nosotros como San Francisco, instrumentos de la paz de un pueblo, instrumentos de la vida. Con esta lluvia de San Francisco nos consideramos bendecidos por la mano de Dios, de Cristo Redentor. Nos ha caído el agua bendita de San Francisco, eso es un preludio de lo que va a ocurrir el domingo 7 de octubre”, dijo Chávez ante la marea roja de miles de personas en la avenida Bolívar, frases que retumbaron ante las otras miles de personas también concentradas en los corredores colindantes Baralt, Fuerzas Armadas, México, Lecuna, Urdaneta y Universidad.

En el acto, el líder revolucionario recordó que la historia del pueblo de Venezuela estuvo marcada por la persecución, el desprecio y exterminio por parte de las oligarquías hacia los más humildes, situación que tuvo un punto de quiebre en las protestas del Caracazo, en febrero de 1989, y en la rebelión cívico-militar del 4 de febrero de 1992, punto de partida político de Chávez.

“Nosotros venimos de lejos, esta batalla nuestra es larga, esta batalla tiene más de 500 años en esta tierra, nosotros somos los hijos de Guaicapuro (…) todos somos Guaicaipuro y su grito de guerra contra el imperio español (…) de ahí venimos nosotros, de la resistencia aborigen, de la resistencia indígena, de los explotados y dominados de siempre. Somos los hijos e hijas de Simón Bolívar (…) es larga la jornada que nosotros venimos batallando”, ratificó ante aquella marea roja multitudinaria.

“Gracias al pueblo heroico de Bolívar, Venezuela resucitó de entre los muertos y hoy vive la Patria”, expresó.

Y es que las cifras revelan el indiscutible avance social que la Revolución Bolivariana trajo consigo al país. A partir de 1998, el Gobierno Bolivariano comenzó a crear políticas de atención social que redujeron la pobreza a más de la mitad, así como acabaron con el analfabetismo, la desnutrición y minimizaron el desempleo. También, se diseñaron políticas de soberanía petrolera y de resguardo de otros recursos a favor del pueblo, con los que se han podido edificar millones de viviendas, levantar toda una red hospitalaria y construir nuevas escuelas y universidades, logros que ha sostenido el presidente Nicolás Maduro.

“Ustedes tienen derecho al futuro, lo hemos conquistado. Nada, ni nadie le robará el futuro al pueblo venezolano, a la Patria venezolana, a la juventud venezolana”, aseveró el líder bolivariano.

Ese día, y bajo la lluvia, Chávez recibió el amor infinito del pueblo. Fue en esa tarima, epicentro de siete avenidas repletas de miles de personas que Chávez se multiplicó en millones. Desde entonces los venezolanos no han bajado las banderas de la Revolución Bolivariana, que actualmente supera, bajo la conducción de Maduro, grandes retos y dificultades que tratan de poner los decadentes imperios de Occidente.

Fotos: Prensa Presidencial y AVN

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