EEUU envía las prohibidas bombas de racimo al régimen ucraniano

El régimen de Ucrania, liderado por Volodímir Zelensky, y su principal financista, Estados Unidos (EEUU), insisten en incurrir en violaciones a los derechos humanos y a incumplir con el derecho internacional humanitario en el conflicto armado con Rusia.

Recientemente, EEUU confirmó que enviará bombas racimo a Zelensky, artefactos que están prohibidos en más de 100 países por contener submuniciones que caen al suelo y que no detonan sino años después, lo que representa un alto riesgo para la población civil.

En una entrevista ofrecida a la corporación CNN, el presidente Joe Biden dijo que fue una “decisión difícil” y alegó que este envió – que es parte de un paquete de armas valorado en más de 800 millones de dólares- sería una gran “ayuda” para el régimen derechista de Zelensky, que “se está quedando sin municiones”.

Estos artefactos van insertos en un cohete que los esparce por extensas zonas. La mayoría de las bombetas explotan al caer, pero muchas de ellas quedan sin detonar. Con el pasar del tiempo, éstas pueden ser confundidas por un juguete, razón por la que muchos niños de las zonas en donde se libra un conflicto quedan mutilados o pierden la vida.

En un intento de matizar, el asesor de Seguridad Nacional de EEUU, Jake Sullivan, explicó que las bombas de racimo que enviarán a Ucrania tienen un fallo inferior al 2,5%. Sin embargo, la normativa estadounidense estipula que está prohibido el uso y suministro de aquellas que tengan un margen de error igual o superior al 1%. No obstante, la misma legislación de ese país le da luz verde al presidente ignorar dicho límite.

Esta no sería la primera vez que en este conflicto se use tácticas y armas que violentan el derecho internacional humanitario. En enero de este año, la organización Human Right Watchs – de clara tendencia derechista- acusó al régimen ucraniano de emplear minas antipersonas de tipo PFM-1 o Lepestok en Donetsk, otras de las municiones prohibidas por varias convenciones.

De igual forma, Kiev ha incurrido en el terrorismo de Estado para atacar a Rusia: explosión de gasoductos Nord Stream 1 y 2, asociación con células extremistas yihadistas para inutilizar el puente de Crimea, ataques con drones, persecución, acoso y asesinato de civiles, entre otros.

Las tropas del régimen neonazi de Zelensky también usan a los soldados rusos cautivos para desminar áreas, lo que implica otra violación a los derechos humanos.

Este 7 de julio, la agencia estatal rusa de noticias Sputnik reseñó el testimonio de un efectivo que se hace llamar Topaz, quien denunció que él y otros compañeros rusos eran el “escudo humano”, en una campaña para intentar retomar la ahora provincia rusa de Zaporozhie.

“Por la noche me levantaron, alrededor de las 3 horas de la mañana, y levantaron a otro prisionero. Me enviaron con un grupo [de militares ucranianos] en una misión, y a nosotros dos [cautivos rusos] nos llevaron a desminar. ¿Cómo lo haríamos? Tendríamos que ir delante del grupo de soldados y si de repente alguien explotaba, yo también lo haría y el segundo prisionero, que venía detrás de mí, también”, detalló Topaz, citado por el medio.

Bombas “clave” para EEUU

EEUU es una de los principales productores de las bombas de racimo. También es uno de los países que más las usa en sus invasiones en contra de naciones pequeñas y con ejércitos débiles, como Irak o Afganistán.

El Pentágono junto al Reino Unido han lanzado más de medio millón de bombas de racimo contra los referidos países atacados desde el 2001, bajo las falsas matrices de lucha contra el terrorismo y de “erradicar las armas de destrucción masiva”. Tanto Washington como Londres valoraron este tipo de submuniciones que consideraron como “claves” para el avance de sus tropas, que cometieron crímenes de lesa humanidad en los ataques.

En años anteriores, entre 1964 y 1973, el ejército norteamericano lanzó aproximadamente 260 millones de municiones de racimo en Laos, refiere la agencia Reuters. “Hasta ahora, menos de 400.000 han sido retiradas, un escaso 0,47 % y al menos 11.000 personas han muerto”, agrega el medio.

La Organización de Naciones Unidas (ONU) estima que el régimen sionista de Israel también ha usado bombas de racimos en contra de Palestina. Solo en 2006, Tel Aviv lanzó hasta 4 millones de subminiciones de las que han explotado en manos de muchos niños. La población civil de Gaza también ha sido víctima de este tipo de armas.

El régimen de Arabia Saudita es otro que se suma a la lista de autores de ataques con combas de racimo. Raid – apoyado por Washington- ha empleado estos explosivos en contra de Yemen, país en donde actualmente se registra niños entre víctimas fatales. Las municiones acá empleadas son de fabricación británica, estadounidenses y brasileñas.

En medio del número crecientes de víctimas, en 2008, más de 100 países firmaron la Convención sobre Municiones de Racimo, tratado que prohíbe el uso, producción, almacenamiento y transferencia de estas armas. Aunque varias de las naciones que lo adoptaron en aquel momento hoy día no la han ratificado.

Por su parte, EEUU nunca se comprometió con el tratado y figura hoy entre los países que más fabrican estas peligrosas armas.

Millonario negocio

Un estudio publicado en 2009, reveló que entre 2007 y 2008 varias agencias bancarias y financieras destinaron 5 mil millones de dólares a fabricantes de armas, entre ellas bombas de racimos.

Según reportan varios medios, instituciones como JP Morgan, Bank of America, Citigroup, Barclays y Goldman Sachs figuran entre los principales prestamistas.

A pesar de esta denuncia, estas corporaciones financieras y muchas de otras partes del mundo, continuaron destinando mil millonarias sumas a los fabricantes.

Un nuevo informe de la organización de Países Bajos PAX develó datos aun más escalofriante: entre 2011 y 2014 varias firmas destinaron en total 27.000 millones de dólares a las armamentistas que elaboran estas bombas.

Se trata de 151 bancos, fondos de jubilación y otras instituciones financieras que han invertido dinero para la obtención de un tipo de armamento que implica un alto riesgo para la población civil, indica la agencia EFE.

“Estamos hablando de un arma que actualmente causa la muerte de civiles en Siria y en el este de Ucrania, y que continúa costando vidas en Laos incluso 50 años después de haber sido utilizada”, explicó Amy Little, responsable de campañas de la Coalición contra las Municiones de Racimo (CMC), citada por el medio español.

Estas instituciones se ubican, según dice PAX, en Reino Unido, Australia, Canadá, Francia, Alemania, Japón y España, países que han apoyado abiertamente al régimen neonazis de Ucrania, e incluso han sido sus principales proveedores de armas.

Muestra de debilidad

Tras el anuncio de EEUU, varios gobiernos de Europa se han pronunciado en contra. Ahora salen a rechazar esta “ayuda militar” países como Alemania, Austria y Canadá que sí han apoyado las acciones terroristas de Zelensky en el pasado, todo en un intento de quedar bien ante la “comunidad internacional”.

La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), que pretende hacer ver que no es parte de los ataques de Ucrania a la vez que entrena a sus militares, evadió tomar posición y le dejó a los gobiernos que la constituyen la decisión de dotar o no al régimen de Zelensky de bombas de fragmentación.

El periódico The New York Times – uno de los medios más influyentes en EEUU, y cuyo discurso se alínea al de los grandes medios- publicó un editorial que califica de “preocupante” la dotación a Ucrania de estas armas.

“Frente a la condena global generalizada de las municiones de racimo y el peligro que representan para los civiles mucho después de que terminen los combates, esta no es un arma que una nación con el poder y la influencia de Estados Unidos deba difundir”, se lee en el rotativo, citado por Sputnik.

La editorial refiere que la entrega de las bombas es una “clara escalada en el conflicto” y añade que la situación ya se compara con la de Vietnam, en la que EEU salió derrotado. “Las naciones que pertenecen al orden internacional basado en reglas han buscado cada vez más trazar una línea roja contra el uso de armas de destrucción masiva o armas que representan un riesgo severo y persistente para los no combatientes. Las municiones en racimo pertenecen claramente a la segunda categoría”, reza el texto.

El gobierno de Vladimir Putin – que ya ha denunciado que Zelensky ha lanzado estas bombas meses atrás- rechazó tajantemente el ingreso de otras nuevas armas de racimo en el campo.

“El envío de armas de fragmentación es un acto desesperado y una muestra de debilidad en el contexto del fracaso de la tan alardeada contraofensiva ucrania”, aseguró en un comunicado la portavoz de la cancillería rusa, María Zajárova, citada por el medio ruso.

Un informe de la CMC informó que solo en 2020 las bombas de racimo ocasionaron daños a 360 personas. Alrededor de 44 % de estas víctimas son niños de países como Camboya, Irak, Yemen, Afganistán y Siria.

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