Es indiscutible que la ventaja en intención de voto que separa a Luiz Ignacio Lula Da Silva de Jair Bolsonaro es enorme, y esta favorece al líder del Partido de los Trabajadores (PT).
En su desesperación por levantar su deteriorada popularidad, el mandatario usa los actos fúnebres de la reina Isabel II para hacer campaña. Para ello, Bolsonaro viajó a Londres, Inglaterra, sin que nadie lo invitara, con el fin de realizar proselitismo político a su favor.
“Nadie lo ha invitado [a Bolsonaro] a viajar, nadie quiere venir aquí [a Brasil]. Luego se ofreció a ir al funeral de la reina de Inglaterra”, afirmó Lula durante un acto de campaña en la ciudad brasileña de Florianópolis, citado por RT.
El líder izquierdista señala que Bolsonaro esperaba reunirse con presidentes y jefes de Estado, agenda que no se dio. Debido a ello, el mandatario, en calidad de candidato, ofreció un discurso desde un balcón en embajada de Brasil a sus seguidores que viven en la capital inglesa. En su alocución criticó a la izquierda y aseguró su victoria pese a que las encuestan siguen dando como ganador a Lula.
El medio ruso difundió dos encuestas recientes que dan el triunfo a Lula en la primera vuelta electoral, prevista para el 2 de octubre.
El Instituto de Inteligencia de Investigación y Consultoría Estratégica indica que el candidato del PT obtendría el 46 % de los votos mientras que Bolsonaro, del Partido Liberal, alcanzaría el 31 %, lo que representa una ventaja de 15 puntos.
De igual forma Datafolha realizó su estudio entre el 8 y 9 de septiembre, que arroja que Lula sacaría el 45 % de los votos frente al 34 % de Bolsonaro.
Otras de las denuncias que recaen sobre Bolsonaro es el uso de la bandera de ese país durante su campaña, acción que está prohibida en las leyes.
El analista internacional Beto Almeida, en una entrevista al canal HispanTV, recordó que la Constitución prohíbe la utilización de símbolos nacionales en actos políticos.
“Él está usando la bandera que es de toda la gente, la bandera del país, de la nación (…) como si fuera una bandera de su partido y eso está siendo tolerado por el Tribunal Superior Electoral (TSE) y eso no debe ser”, dijo Almeida, agregó que “es un razonamiento fascista decir que los símbolos pertenecen a un único ciudadano, que es Bolsonaro, y que por lo tanto él representa el Estado”.
“Es una usurpación muy bien denunciada por Lula Da Silva”, sentenció el especialista.
El 16 de agosto inició en Brasil la campaña electoral para los próximos comicios, considerada por analistas como la más polarizada.
La contienda está marcada por fuertes ataques de parte de la derecha hacia el candidato Lula, quien busca recuperar el bienestar social y los índices de desarrollo alcanzados durante los mandatos del PT y desmantelados por la deficiente gestión de Bolsonaro.
La oficina del odio
El equipo de campaña del candidato de Lula ha denunciado, en varias oportunidades, una fuerte campaña de fake news dirigidas a desprestigiar la imagen de Lula.
La estrategia también difunde encuestas inexistentes que dan por ganador al derechista y actual presidente, mientras que el abanderado del Partido Liberal se encarga de reforzar su imagen con un discurso de odio marcado por supuestos valores “tradicionales familiares” y a favor de las armas.
Una encuesta, publicada por France24, indica que el principal canal de divulgación de las fake news es la aplicación Whatsapp, servicio de mensajería que usa seis de cada 10 ciudadanos de este país, el segundo mercado más grande de esta red después de la India.
“Un estudio de 2019 encargado por el Congreso brasileño encontró que el 79 % de los ciudadanos obtienen sus noticias principalmente a través de WhatsApp, lo que sugiere que el servicio se ha convertido en una fuente de noticias en sí mismo”, cita el medio francés.
Según otro estudio, cuatro de cada diez brasileños está expuesto a la desinformación varias veces al día, principalmente por redes digitales.
Uno de los fake news más difundidos por el equipo de Bolsonaro cuestiona la confiabilidad del TSE y de las urnas electrónicas, instancias que ya han sido atacadas por el presidente previamente.
Una investigación de la Policía Federal asomó que la familia de Bolsonaro está detrás de la ola de fake news que buscan favorecer su imagen. En 2020 – indica France24- la pesquisa descubrió lo que se denominó “la oficina del odio”, recinto manejado por los hijos de Bolsonaro, también políticos y manchados por corrupción. Dicha oficina tiene como objetivo difundir falsedades que busquen inclinar la balanza.
Aunque la familia de Bolsonaro niegue la existencia de la referida sede, los hijos publican y repostean en sus cuentas personales las noticias falsas.
“Tierra arrasada por Bolsonaro”
Tras varios años de políticas de inclusión e inversión social, llevadas a cabo durante los gobiernos de Lula (2003-2010) y Dilma Rouseff (2011-2016), Brasil había conseguido reducir la pobreza, incrementar la escolaridad y mejorar la calidad de vida de los brasileños.
En el 2003 el porcentaje de población en condición de pobreza en el gigante suramericano era del 38.7%, cifra que logró reducirse, gracias a las políticas de Lula, al 18% en el 2013.
En el caso de la pobreza extrema la cifra pasó en Brasil del 14% al 5.9%.
Sin embargo, el panorama luce distinto. Según sondeos sociales, el ultraderechista Bolsonaro llevó el país a indicadores negativos de 1990, y volvió a introducir a Brasil en el Mapa del Hambre que elabora la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura del que ya se había retirado en 2014.
La desinversión conllevó al incremento de la pobreza, cifra que se incrementó y para el 2021 se ubicó en 32.1 %. De igual forma pasó con la pobreza extrema que se posicionó en 12,8 %.
Asimismo, el gobierno de Bolsonaro está marcado por un ineficiente manejo de la crisis ambiental en la Amazonía y de la pandemia del Covid-19. Además el actual mandatario está salpicado por una enorme corrupción y enriquecimiento ilícito que también ha favorecido a políticos amigos y a su familia, que ya ostentan 51 inmuebles adquiridos de manera irregular.
Posiblemente, sostiene Almeida, Lula tomará el mando en “una tierra arrasada por Bolsonaro, con una situación económica destruida”.
“Las políticas sociales que tiene que hacer (Lula) sufrirán un sabotaje inevitable de la derecha, que intentará impedir sus metas”, advirtió el analista brasileño en la entrevista al canal iraní.
