Haití a puertas de otra injerencia policial y militar apoyada por el Consejo de Seguridad

La paz y la estabilidad política parecen ser dos realidades extintas en Haití, en donde cerca del 80 % de su capital, Puerto Príncipe, está controlada por bandas criminales que dominan la distribución de combustible. Esto, a su vez, ha generado una crisis humanitaria que implica una epidemia de cólera e incremento del hambre y desnutrición infantil.

Esta calamidad tiene sus raíces en 2021, tras el magnicidio del entonces presidente Jovenel Moïse, asesinato ejecutado por mercenarios de Colombia y agentes estadounidenses. Desde entonces asumió de forma interina la presidencia Ariel Henry, quien no ha podido controlar a los grupos armados que azotan a la capital y a otras ciudades, y que sobornan a la fuerza pública para ejercer su poder.

Desde que asumió, Henry no ha dejado de solicitar una invasión militar foránea, bajo la figura de “despliegue de fuerza multinacional”, con el pretexto de controlar la situación interna. Luego de varios meses, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas aprobó recientemente esta solicitud, que fue redactada por Estados Unidos (EEUU) y el gobierno derechista de Ecuador. El documento obtuvo 13 votos a favor y dos abstenciones (Rusia y China) de los 15 integrantes de esta instancia.

Varios medios detallan que el componente estará liderado por Kenia y estará integrado por 1.000 agentes policiales y militares, quienes trabajarán en conjunto con 10.000 efectivos haitianos, detalla RT en una nota.

Martin Kimani, representante permanente del país africano ante las Naciones Unidas, agregó que su país trabajará “estrechamente con los aliados de Haití y los Estados miembros de la Comunidad del Caribe (Caricom) en el establecimiento de la misión”, cita el medio ruso.

Aunque no se conoce el contenido de la resolución, Jeffrey Delaurentis, el delegado de EEUU en el Consejo de Seguridad, catalogó este paso como un hecho “histórico”. “La Misión ayudará a respaldar las necesidades del país a corto plazo y fomentará las condiciones de seguridad necesarias para la estabilidad a largo plazo”, dijo en la discusión, citado por la ONU en su página web.

De igual forma, Delaurentis, expresó que es necesario “tomar en cuenta las lecciones de Misiones pasadas y garantizar salvaguardias para los derechos humanos y la rendición de cuentas”.

Por su parte, el representante de Ecuador, Hernán Pérez – uno de los autores del texto-, dijo que este documento representa un “hito histórico”.

Zhang Jun, de China, uno de las naciones que se abstuvo, expresó su pesar por la situación de Haití y agregó que “sin un gobierno legítimo, eficaz y responsable, cualquier apoyo externo difícilmente podrá tener efectos duraderos”.

En esta línea se pronunció el vocero por Rusia, Vassily A. Nebenzia, quien abogó por un fin de la hostilidad interna en el país caribeño. Sin embargo, recordó que “la injerencia extranjera ha arruinado a Haití en el pasado (…) sin parámetros precisos, el mandato de la Misión es miope”.

Según un documento de la ONU, solo este 2023 han sido asesinadas en el país antillano 3.000 personas y otras 200.000 se han visto obligadas a huir de sus hogares mientras aumentan la violencia sexual y los abusos contra mujeres y niñas a manos de bandas armadas.

Aunque la resolución fue redactada por Ecuador y EEUU, el mandatario interino haitiano solicitó abiertamente en la 78° Asamblea General de la ONU la invasión “con fines militares y policiales”. En este mismo tono y foro se pronunció su homólogo Joe Biden y el mandatario dominicano, Luis Abinader, defensores de la teoría de que la crisis en Haití se resuelve por la injerencia militar.

El gobierno de Abinader, por su parte, ha sido uno de los más racistas y xenófobos en contra del pueblo haitiano que emigra al vecino país en donde son víctimas de una persecución racial y sistemática.

Según añade RT, no se precisó en qué momento se instalará el despliegue de la “fuerza multinacional”, aunque la agencia AP reportó que una vez en el sitio, esta podrá operar durante un año con una evaluación en el noveno mes. Entre tanto, France24 aclara que la presencia de esta en Haití será para tomar “todas las medidas necesarias” aunque conlleve el uso de la fuerza.

Otros de los datos que se conocen es que el batallón podría durar 60 días y que estaría también integrado por efectivos castrenses de Senegal y otros diez países. Asimismo, se dio a conocer que EEUU es uno de sus principales financistas.

Crisis de vieja data

Aunque varios analistas posicionan al origen esta actual crisis en 2021, Haití lleva casi 20 años sumergido en una inestabilidad política y social que se remonta al 2004, tras el golpe de Estado fraguado por fracciones de EEUU y de República Dominicana en contra del expresidente Jean-Bertrand Aristide, quien se refugió, en aquella oportunidad, en la República Centroafricana.

A Aristide le siguió Boniface Alexandre, quien tomó el poder de manera provisional hasta el 2006. Luego se invistió como presidente- y por segunda vez- René Préval, quien pudo terminar su período bajo una férrea política privatizadora.

Posteriormente, llega al Ejecutivo Michel Martelly, quien restablece en 2015 las fuerzas armadas de Haití. En febrero de 2016 termina su mandato sin sucesor, tras la anulación de la primera vuelta de las presidenciales de octubre en 2015 a causa de controversias y de fraudes masivos, refiere DW. En este limbo, el Parlamento designa entonces al presidente del Senado, Jocelerme Privert, como presidente provisional hasta el 2017, cuando asume Moïse, luego de unos comicios en los que participó un poco más del 20 % del padrón y en un ambiente turbulento.

En 2021, paramilitares colombianos y agentes estadounidenses asesinan a Moïse, lo que exacerba el dominio de bandas armadas que tomaron por completo los puntos de distribución de combustible que usan para transportar medicinas, alimentos y traslados escolares. Esto condujo a una escasez total de carburante que se refleja en montañas de basura en las calles – a falta de camiones recolectores-, anaqueles vacíos en los supermercados y hospitales sin insumos saturados de pacientes, en medio de un nuevo brote de cólera que se ha cobrado la vida de casi 800 personas.

Todas estas transiciones presidenciales se dieron debido a una fuerte injerencia desde Washington y ejes de Europa, principalmente Francia, país europeo que dominó siglos atrás a Haití.

El preocupante escenario inestable ha provocado protestas y descontrol social que agravan la imperante pobreza en este país, en donde el 60 % de la población vive en una aguda precariedad sin acceso a servicios básicos.

A esto se suma que el 96 % del pueblo haitiano está expuesto a catástrofes naturales causadas por el calentamiento global, producto de los contaminantes que generan los países potencias como EEUU y Europa.

El 12 de enero de 2010, un terremoto de magnitud 7 arrasó con Puerto Príncipe y sus alrededores, dejando más de 200.000 muertos, más de 300.000 heridos y 1.5 millones de personas sin hogar. En aquel entonces, apareció un brote de cólera provocado por soldados de una “misión humanitaria”, de Cascos Azules de la ONU previamente instalados desde el 2004, tras el golpe contra Aristide. La enfermedad mató a más de 10.000 personas y se superó en 2019, cuando se registró el último caso de aquella epidemia.

Además, varias investigaciones determinaron que estos agentes llegaron a cometer graves delitos de violaciones sexuales a 2.000 mujeres y niñas haitianas, sin que los países promotores, como EEUU, sus aliados de Europa y las derechas latinoamericanas, rechazaran estos hechos.

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