Arabia Saudita viola DDHH bajo el silencio cómplice de occidente

Meses antes del inicio del Mundial de la FIFA en Qatar, la prensa internacional y activistas denunciaron ampliamente la sistemática violación de derechos humanos del régimen de ese país.

Sin embargo, la fiesta del balón ha mantenido fuera de la agenda de la mediática occidental los atroces delitos que ocurren en Arabia Saudita, gobernada por una férrea dictadura muy aliada de Estados Unidos (EEUU), cuyos crímenes trascienden fronteras y pasan casi desapercibidos.

La oficina de la Organización de Naciones Unidas para los Derechos Humanos condenó recientemente la ejecución de 17 personas – en solo 14 días- señaladas por los delitos de narcotráfico, tras la violación a una moratoria de esta cruel práctica impuesta durante 21 meses.

“La imposición de la pena de muerte por delitos de drogas es incompatible con las normas internacionales”, denunció la portavoz de dicha instancia, Elizabeth Throssell, citada por la ONU en una nota de prensa.

Las muertes – que fueron aplicadas por decapitación a ciudadanos de varios países- se registraron entre el 10 y el 22 de noviembre pasado.

“Como las ejecuciones sólo se confirman después de que se produzcan, no tenemos información sobre cuántas personas pueden estar en el corredor de la muerte”, añadió la vocera.

Por su parte, la directora de la ONG de derechos humanos Reprieve, Maya Foa, acusó a la monarquía gobernante de llevar a cabo las decapitaciones; y más aun mientras la atención del mundo estaba enfocada en el Mundial

“Mientras Mohammed bin Salman se colocaba en el centro del escenario en la ceremonia inaugural de la Copa del Mundo, sentado junto al jefe de la FIFA Gianni Infantino, el taxista Hussein Abo al-Kheir – uno de los decapitados- estaba acurrucado en una celda, aterrorizado de que el verdugo se lo llevara”, dijo Foa, citada por varios medios.

“Mientras todos los ojos están puestos en el fútbol, Arabia Saudita está llevando a cabo una ola de ejecuciones horribles, matando a personas como Hussein, un hombre inocente que fue torturado por la policía saudita para que confesara”, agregó.

Mohammed bin Salman es el príncipe heredero – y líder de facto- que, bajo la impunidad de EEUU y del mundo occidental, ordenó el asesinato del periodista Jamal Khashoggi en Turquía en 2018.

Este año, según indica EFE, 144 personas han sido ejecutadas por distintos delitos que el régimen de ese país castiga con la vida.

Varias organizaciones de derechos humanos han denunciado las fuertes penas que impone Riad en contra de su ciudadanía, por actos que adentro se consideran contrarios a la ley.

La organización ALQST denunció que cinco activistas saudíes fueron detenidos y sentenciados a condenas separadas que van entre los 32 a 50 años de cárcel por expresarse contra la dictadura en redes digitales.

Dos de los cinco condenados recibieron penas de 50 años tras las rejas, por haber rechazado en las redes la deportación de sus familias de una región del noroeste saudí, donde el Gobierno construye la ciudad turística futurista de Neom.

Pero la violación de derechos humanos generada por Riad no solo afecta a saudíes y no es exclusiva de esos ciudadanos dentro de su territorio.

Desde el 2015, el ejército de ese país, que lidera una coalición armada de naciones árabes apoyadas por EEUU, Francia y Reino Unido, lleva a cabo intervenciones bélicas en contra de Yemen, tras el conflicto generado en 2011.

El reino saudí enfiló sus armas en contra de los rebeldes hutíes en Yemen, a quienes acusan de ser apoyados por Irán. Bajo este pretexto, la monarquía de Riad ha aplicado, además, un fuerte bloqueo que ha provocado, a su vez, la muerte de miles de yemeníes, especialmente niños. La ONU ha catalogado la situación como el peor desastre humanitario causado por el hombre.

La organización Save The Children denunció que solamente este 2022, en promedio, un niño al día resulta gravemente herido o muerto, debido a esta invasión y bloqueo amparados por “occidente”.

A esa cifra, señala, hay que sumar a los infantes fallecidos por falta de alimento, agua, medicinas o enfermedades graves que se han propagado debido al cruento ataque.

El grupo Yemeni Protection Group expuso la dura situación en un informe. En el documento devela que el uso extensivo de ataques aéreos, artillería, morteros, minas antipersonal y otros medios relacionados con el conflicto “han causado enormes daños a los niños (…) provocando muertes, lesiones y discapacidades permanentes para el resto de sus vidas y la destrucción generalizada de infraestructuras civiles”.

La fuerte violencia provocada por el régimen saudí ha dejado en Yemen 11 mil muertos y más de tres millones de desplazados internos, que viven en la absoluta miseria.

Toda esta catástrofe es poco difundida por los gobiernos de “occidente”, sus principales autores.

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