Rebeliones en África buscan poner fin a saqueo imperial

En los últimos meses, en África están ocurriendo cambios importantes que impactan a la geopolítica mundial. Las nuevas generaciones de dicho continente se alejan cada vez más de políticos y sistemas serviles a la doctrina colonialista que Europa impuso durante décadas. Aunque en la forma son naciones libres aún quedan rastros de ese viejo sistema expoliador, que históricamente ha provocado hambrunas, guerras, muerte y migración, que se traducen en catástrofes humanitarias

Este escenario, agravado por gobiernos corruptos aliados del mal llamado “occidente”, son combustible de golpes de estados en varias naciones, especialmente en las que componen el Sahel, zona geográfica caracterizada por un fuerte clima seco en la que la agricultura es imposible y en las que la pobreza se acentúa. Esta franja abarca a Mauritania, Senegal, Malí, Burkina Faso, Níger, Nigeria, Chad, Sudán, Eritrea y Etiopía.

De esos nueve países del Sahel, cuatro están bajo regímenes militares desde el 2021, gobiernos que aunque llegaron tras golpes han encontrado un fuerte apoyo en los pueblos hastiados del neocolonialismo y arrogancia imperial europea. Se trata de Malí, Guinea, Burkina Faso y Níger.

Frente a esto, la Unión Europea y Estados Unidos (EEUU) mantienen encendidas sus alarmas por estos regímenes militares. Sin embargo, el producido en Níger – a finales del pasado julio- disparó el desespero imperial de Francia, país que fija a la ex colonia como el principal proveedor de uranio destinado a energía nuclear.

La tensión en contra de Níger es tal que varios analistas asoman en el horizonte un posible conflicto armado alentado por los viejos colonizadores, agresión que podría agravar las crisis humanitarias. Alemania, EEUU y Francia buscan orquestar una intervención militar contra la Junta (como se denomina el gobierno de Niamey), a través de terceros, con el fin de revertir el golpe, y así asegurar el uranio en el mercado global.

En contraparte, estos nuevos gobiernos han encontrado en Rusia un importante aliado, nación que, aunque llama al regreso a la constitucionalidad, no ha escatimado en ofrecer durante los últimos años relaciones más justas y respetuosas en comparación con Europa.

“Está surgiendo una generación nueva (…) que está reclamándole a los líderes africanos mayor acción y mayor incorporación, que son los líderes por ejemplo de Burkina Faso, de Guinea, Malí y Níger, que están ahora en una confrontación en contra de esa tradición colonial y neocolonial”, considera el profesor y analista Reinaldo Bolívar, en una entrevista reciente a un medio local.

El también ex vicecanciller de Venezuela para África valoró como un gran hito el discurso del mandatario interino de Burkina Faso, Ibrahim Traoré, en la reciente Cumbre África-Rusia realizada en julio pasado en San Petersburgo, en la que ambas regiones acordaron importantes alianzas y rechazaron las medidas coercitivas que impone el llamado occidente para generar caos y desestabilización en naciones soberanas. En su participación, Traoré condenó el histórico saqueo que padeció – y sigue padeciendo- el continente Madre por parte de sus antiguos colonizadores.

Sobre Níger, Bolívar recordó que en el año 2010 el entonces presidente Mamadou Tandja fue víctima de un golpe por tan solo anunciar que se debería nacionalizar el uranio. Y es que este país es el séptimo a escala global en producción de este esencial mineral y, paradójicamente, la tercera nación menos desarrollada en el mundo, solo superada por Chad y Sudán del Sur, según indica el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. En Níger, el 67% de la población de 15 años o más es analfabeta y 41% de sus habitantes viven en pobreza extrema.

Dividir para expoliar

Otro factor clave que toma en cuenta el analista, es la prominencia de la Comunidad Económica de África Occidental (CEDEAO), organismo de integración que occidente busca implosionar y dividir. Además de los países ya mencionados, la CEDEAO está integrada por Benín, Cabo Verde, Costa de Marfil, Gambia, Ghana, Guinea-Bisáu, Liberia, Nigeria, Senegal, Sierra Leona y Togo, que juntos cubren un vasto territorio de 5, 12 millones de kilómetros cuadrados y producen 760,56 millardos de dólares al año.

Luego de las transiciones forzadas en Malí, Guinea, Burkina Faso y Níger, la CEDEAO aplicó medidas de suspensión, tal y como dictan sus normas. Bolívar detalló que este mecanismo ahora busca concertar el diálogo para superar cualquier inconveniente. “La CEDEAO, por protocolo, primero suspende al país (…) luego viene un proceso de negociación que en muchos casos han terminado en que los que dan el golpe de estado terminan convocando una elecciones libres”, explicó, al tiempo que refirió que este organismo no mantiene una tradición intervencionista, ni se muestra abiertamente alineado a algún eje, aunque el bloque decidió este jueves 10 de agosto movilizar reservas militares en contra de La Junta.

“La Unión Europea siempre busca la integración para ellos, pero hacia afuera no. Siempre ha habido un ataque contra la integración”, advirtió el analista, que puso como ejemplo la desintegración que logró la derecha regional, apoyada por occidente, en la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur). “Ahora buscan desintegrar a la CEDEAO y eso lo alcanzan si logran una guerra fratricida entre los países (…) y en estos momentos hay dos bloques, lo que es peligroso”, añade.

Hipocresía a la francesa

Si bien EEUU es actualmente uno de los principales países imperialistas y agresores a escala global – que ha impuesto medidas coercitivas a más de 30 países en todo el mundo, lo que representa el 40 % del territorio del planeta-, muy poco se ha hablado de las pretensiones de otros enclaves como Francia. El neocolonialismo francés en contra de África ha sido tan o igual de devastador que el imperialismo estadounidense.

“Francia mantiene más de 1.000 empresas trasnacionales funcionando en África”, recordó Bolívar. “Son empresas para sacar el cacao de Costa de Marfil, para sacar madera, para sacar pescados, uranio, oro, algodón; entonces tiene muchos intereses ahí importantes que están unidos a élites africanas que, a través del llamado multipartidismo, llegaron a acuerdos con Francia. Y ahora hasta esas élites están cansadas”, agrega.

En vista del despertar de los pueblos que viven en estas ex colonias francesas, los grupos de poder de París ahora ablandaron sus políticas agresivas, sin embargo éstos mantienen más de 4.500 efectivos militares en el Sahel – acompañados por marines estadounidenses-, con el pretexto de contrarrestar a grupos terroristas yihadistas. que en 2011 fueron armados por occidente para derrocar a Muamar El Gadafi. Son esas tropas las que podría usar Francia – alerta el experto- para atacar a Níger, tal y como lo hicieron en 2012 con el entonces presidente saliente de Costa de Marfil, Laurent Gbagbo.

Es importante que estas multitudes que se rebelan – siguió Bolívar- se encaucen en la vía institucional como pasó en Venezuela con el comandante Hugo Chávez y la rebelión cívico-militar de 1992. “La manera de llegar al poder sin cuestionamiento nacional e internacional es el voto y así han llegado presidentes como Chávez, como (Rafael) Correa, como Evo (Morales), Que ese despertar de la conciencia sirva para decir vamos a apoderarnos de las instituciones”, agregó.

Mientras el tiempo transcurre, occidente busca incentivar la división entre estos países hermanos para desmovilizar este despertar, y luego instaurar regímenes a su favor. De esta forma podrían restar la influencia de China y Rusia en África.

Medios internacionales informan que los gobiernos de Nigeria, Benín, Costa de Marfil y Senegal se han manifestado a favor de una injerencia militar en contra de Níger, y en contraparte Malí y Burkina Faso se han pronunciado en contra, al tiempo que aseveraron que considerarán como un ataque frontal cualquier agresión contra Niamey.

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