¿Quiénes se benefician del pago de la deuda de Argentina?

El pasado lunes 10 de julio se hizo efectivo un pago por el orden de 1.000 millones de dólares a los tenedores de bonos privados de la deuda Argentina. Así, las reservas del Banco Central de ese país cayeron a casi 26.000 millones de dólares, una cifra bastante preocupante si se compara con los 44.000 millones de dólares que se registraban al cierre del 2022.

En un artículo publicado en La Izquierda Diario, el periodista Matías Hof denuncia que “la suma pagada para seguir convalidando una deuda ilegítima y repleta de ilegalidades es el equivalente a más de cinco veces lo destinado a la Asignación Universal por Hijo (AUH) durante el mes de mayo, US$ 186 millones (último dato informado por la Oficina de Presupuesto del Congreso), tomando el dólar a $ 231 (el promedio de la cotización oficial mayorista para el periodo)”.

La AUH es una ayuda mensual que paga el Estado argentino por cada hijo menor de 18 años que pertenece a un grupo familiar sin trabajo o que se desempeña en la economía informal. Esta asignación no tiene límite de edad si el hijo es una persona con discapacidad.

El analista también dice que la cifra pagada a los capitales foráneos es cuatro veces a la asignada mensualmente al programa Potenciar Trabajo, unos 263 millones de dólares. Si se equipara con el programa Tarjeta Alimentar, es más de cuatro veces y con las becas Progresar, debería de multiplicarse por 23, ya que el Estado aprobó 44 millones de dólares para este último.

En el artículo se informa que la deuda total de este país sureño asciende a 110 mil millones de dólares, entre el capital e intereses. “El gobierno del Frente de Todos denunció el endeudamiento macrista, pero luego decidió convalidar la estafa”, escribió Hof, quien refiere que la actual administración “reestructuró la deuda con los lobos de Wall Street (apodo otorgado a los grandes fondos de inversión) y el exministro [de Economía, Martín] Guzmán también concedió cláusulas de acción colectiva más favorables a los especuladores que reforzaron la sesión de soberanía”.

Los argentinos llevan años pagando millonarias sumas a fondos buitres, gracias a la deuda externa y a gobiernos complacientes. “Desde la dictadura hasta la actualidad se pagaron más de US$ 600 mil millones y la deuda externa no paró de crecer. Pasó de ser US$ 8 mil millones en 1976 a elevarse a U$S 321 mil millones en 2019. Es una fuente de ganancia para los acreedores y saqueo constante a los recursos del país producidos por los trabajadores”, alerta Hof.

Pero, ¿A dónde va estas enormes cantidades de dinero y quienes son los beneficiarios? El periodista argentino señala que entre los principales beneficiarios de estos recursos están los fondos de inversión privada como BlackRock, Monarch y PIMCO, firmas que acumulan grandes cantidades de dinero en diversas corporaciones dispersas en todo el mundo que abarcan las áreas de entretenimiento, energía, alimentos, textiles y, como el caso de Argentina, bonos de deuda pública.

Entre esas tres, BlackRock es la más llamativa. Esta corporación controla 6,5 billones de dólares en fondos – en su mayoría provenientes de pensiones de adultos mayores- y del 88 % de las empresas que cotizan con el índice bursátil S&P500 de la bolsa de Nueva York, entre las que se encuentran Tesla, General Motors, Apple, Amazon, Microsoft, Google, Johnson and Johnson, Procter & Gamble, AT&T, Facebook, Coca-Cola y Bayer-Monsanto. Se trata del manejo de miles de empresas en todo el planeta, incluso de corporaciones que, en apariencia, compiten entre ellas.

Sus 6,5 billones de dólares en activos es la sumatoria entre los PIB de Alemania y Francia juntos, dice La Vanguardia.

BlackRock, además, desarrolló la plataforma Aladdlin, con la que hace seguimiento y análisis de riesgos para sus clientes. Con dicho programa, esta corporación recibe datos sensibles de bancos, compañías de seguros y otras importantes instituciones. De esta forma monitorea todos los movimientos financieros que, agrupados, valen otros 20 billones de dólares, reseña Market Data.

De igual forma, BlackRock tiene acciones en compañías de Europa, con derecho a voto, en sectores petroleros, gas, gasoil, transporte, alimentos y finanzas.

El referido medio agrega que este fondo de inversión supo sacar provecho de la crisis financiera del 2008 y de la crisis generada por la pandemia. BlackRock tiene “un poder indescriptible no solo de la economía sino de todo el mundo”, al controlar hasta el aparataje cultura y de tendencias en “occidente”, dice Market Data. El fundador y director ejecutivo, Larry Fink, es un sujeto clave con mucha influencia en el mundo corporativo y llevó a su firma a acaparar el 10 % de la economía global.

Además, esta sociedad financiera controla 18% de Fox News, 16% de CBS, 13% de Comcast – que agrupa medios como NBC, MSNBC, CNBC y SkyNews- el 12% de Disney y muchos más controlando el 90% de este sector, añade el medio especializado en mercados.

Este férreo control mantiene a BlackRock lejos de los titulares de las noticias de los grandes medios antes mencionados. Es por ello que los espectadores comunes casi no conocen sobre el poder, influencia, accionar e historias de las compañías en las que invierte este gigante financiero.

Por solo nombrar un ejemplo, Blackrock posee actualmente el 7 % de las acciones de Bayer-Monstanto, índice que le permite una silla en la junta directiva de esta “nueva” empresa nacida de la fusión entre la farmacéutica alemana Bayer y la norteamericana Monsanto. Y aunque esta corporación pretenda ocultar su historial, los pueblos del mundo la siguen condenando por su falta de ética.

A principios del siglo XX, Bayer colaboró abiertamente con el régimen nazi y durante la Segunda Guerra Mundial les sintetizó los químicos para gasear a los prisioneros de campos de concentración. Monsanto, por su parte, vendió, durante 25 años, un herbicida que produjo cáncer a 30.000 personas.

Ciertamente, la actual BlackRock no es responsable de estos casos, sin embargo, ha sido duramente cuestionada por comprar activos en estas empresas que han causado grandes daños.

En un documental de la alemana Gaby Weber, el economista Werner Rügemer dice que BlackRock es “el mayor administrador de fondos del capitalismo occidental, de grandes empresas, familias ricas, aseguradoras y fondos de pensión. Es copropietaria de 17 mil empresas y no espera, como un accionista tradicional, los dividendos de fin de año, sino que especula constantemente en las bolsas de Nueva York, Milán, Tokio o Buenos Aires”, cita un artículo de Página12.

Macri entre sus amigos

No hay rincón en el mundo que esté a salvo de los tentáculos de BlackRock, incluso los pueblos del sur global, específicamente Argentina, que ha arrastrado durante décadas una economía insolvente por malas decisiones de las oligarquías gobernantes. Así, los consejeros y analistas de esta firma se dedicaron a prestar dinero a Buenos Aires a cambio de duras condiciones para el pueblo, tal y como lo hace el Fondo Monetario Internacional (FMI). Las negociaciones fluyeron gracias a una estrecha relación entre Fink y el expresidente Mauricio Macri cuando este último gobernaba, y quien también endeudó a su país por 50.000 millones de dólares con el FMI, cifra que, en parte “se esfumó”, y representó 127 veces más la capacidad de endeudamiento de esta nación.

Actualmente, BlackRock acapara entre 1.200 y 2.000 millones de dólares en deuda argentina, según informa Bloomberg.

Neonazis también viven de Argentina

Otras de las corporaciones que se benefician del pueblo argentino es PIMCO, una gestora de activo muy parecida a su hermana BlackRock, y considerada por los medios españoles como “el mayor inversor del planeta en bonos emitidos por países y empresas” al manejar 1,72 billones de dólares a escala global.

Fundada en 1971 por el “rey de los bonos” Bill Gross, PIMCO fue comprada en 1999 por la aseguradora alemana Allianz, otra gigante que carga con un pasado oprobioso por su relación con el régimen nazi.

Los dueños de la poderosa Allianz formaron parte de un grupo de millonarios que llegó a pactar con Adolfo Hitler el financiamiento del nacionalsocialismo alemán, y entre la referida corporación y otras, como BMW y Volkswagen, reunieron 18 millones de euros que fueron inyectados a los dirigentes del Tercer Reich, indica Publico.es

El investigador David de Jong, quien publicó el año pasado su libro “Dinero y poder en el Tercer Reich” explica que – según su juicio- estos magnates no eran nazis convencidos sino capitalistas fervientes. “Estas familias ya eran increíblemente ricas antes de que Hitler alcanzara el poder y eran capaces de prosperar en cualquier sistema político, fuera democrático o autoritario. Por eso eran ricas en el régimen nazi y lo siguen siendo ahora”, detalla, citado por el medio español.

Tras finalizar los Juicios de Núremberg, estas familias pudieron conservar sus fortunas, gracias al papel pro-capitalista de Estados Unidos, país que buscaba frenar el avance de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). En contraparte, los soviéticos gobernaron la parte oriental de Alemania y reprendieron a los empresarios colaboradores al expropiar sus bienes para uso público. “De algún modo, la Unión Soviética los castigó de una forma que ingleses, franceses y estadounidenses podrían haber imitado”, agrega de Jong.

El escritor señala que hoy día estas corporaciones dicen “no estar vinculadas” con su pasado nazi. Para ello, contratan a historiadores “independientes” con quienes buscan “lavar su imagen” con tal de apaciguar a los medios o movimientos sociales que indagan sobre el origen de estas fortunas.

Entre los señalados está la familia von Finck dueños de Allianz, que manejan acciones en empresas de sectores como energético, seguros, bancario, químico, farmacéutico, minoritas, entre otros. A su vez, este grupo se beneficia de la impagable deuda del pueblo argentino.

Lamentablemente, todo parece indicar que las próximas generaciones de argentinos están condenadas a seguir lucrando a estas firmas de grandes capitales. La única vía es una ruptura total contra la deuda, ruptura que está muy lejos del horizonte político de este país, ahora inmerso en una perpetua hipoteca.

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