Fuerte crisis social en Haití enciende la voz de protesta del pueblo

Haití atraviesa una creciente crisis multidimensional que azota a toda la población, y que se expresa en incrementos de precios de alimentos, combustible, transporte y matrículas escolares. Todo esto impacta en una inflación creciente que acelera la devaluación de la moneda y el descontento social.

Por esta razón, el pueblo ha salido a las calles a manifestar su rechazo al Gobierno liderado por Ariel Henry. En varios puntos del país, se han llevado a cabo manifestaciones que han terminado en represión y enfrentamientos. Hasta ahora, van cinco fallecidos y cientos de heridos.

Los puntos álgidos de protestas se ubican en Puerto Príncipe, la capital, así como en el Cabo Haitiano, en el norte; Jacmel, al sudeste y las localidades de Miragoane y Jeremine ubicadas al sur.

Prensa Latina reporta que este 31 de agosto, en los habitantes del Cabo Haitiano y Jecmel protestaron por tercer día consecutivo en contra de la escasez de combustible, y alzaron su voz en contra del alto costo de la vida.

En Jacmel la multitud coreaba “Nou pa kapab anko (No podemos más)”, portando ramas de árboles y otros implementos como símbolo de descontento.

Durante la actividad, la tensión creció y la policía reprimió con gases lacrimógenos. Los ciudadanos respondieron lanzando piedras y levantando barricadas, reporta el medio cubano.

Mientras en el Cabo Haitiano los habitantes protestaron en contra de la inflación y la devaluación de la moneda, que ha perdido un tercio de su valor entre enero y agosto.

La inestabilidad social, económica y política de Haití se agravó con el asesinato del presidente Jovenel Moïse, en julio de 2021. El magnicidio trajo consigo la ingobernabilidad en muchas regiones y con ello la formación de grupos armados que se han dedicado al secuestro y asesinato. Los enfrentamientos de estas bandas armadas provocó el desplazamiento interno de más de 16.000 personas que huyen de la violencia.

Foto: Twitter VIV_AYITI

Gasolina a precio de oro

Aparte de la inseguridad, otro de los sectores claves golpeados es el de los carburantes. La especulación y escasez de la gasolina han disparado los precios de los alimentos y la dificultad para generar electricidad doméstica.

Varias asociaciones de distribuidores derivados del petróleo han denunciado una disparidad entre las cantidades que se reciben de gasolina y las que se venden en las estaciones, escenario que acentúa la crisis.

Durante agosto las terminales de Varreux y Thor recibieron 421 mil 713 barriles de diésel, gasolina y queroseno, lo cual representa el 63 por ciento del volumen habitual.

Sin embargo, de ese total las gasolineras solo captaron del 15 al 20 %, confirmó al diario Le Nouvelliste David Turnier, presidente de la Asociación Nacional de Productos Petrolíferos.

“Si se entregara el 63 por ciento del volumen, la crisis no debería ser tan grave”, dijo Turnier -citado por PL -, quien pidió la colaboración del Estado y las empresas privadas para que el insumo llegue a las estaciones de servicio, muchas de ellas cerradas por la carencia.

La desviación de la gasolina alimenta el mercado informal, en donde el galón se vende a unos 1.250 gourdes (10,8 dólares), cinco veces su costo oficial, lo que impacta en el precio de los alimentos.

Este 1ero de septiembre, el Consejo Superior de la Magistratura de Haití pidió a los jueces a actuar para frenar el contrabando y especulación del hidrocarburo.

Una circular del organismo advierte que cualquier venta fuera del precio establecido sería penada con la ley. Destacaron que el acaparamiento y la negativa de venta fuera de los márgenes establecidos podría considerarse especulación y por lo tanto conllevaría a penalizaciones.

Los sindicatos y varias organizaciones señalan como responsable al sector privado, al que culpan de generar una escasez artificial y así sacar beneficios.

Jacques Anderson Décroches, de la Fuerza Sindical para Salvar a Haití, denunció que las estaciones de servicio irrespetan los precios oficiales y duplican el valor de los productos petrolíferos. “No hay escasez de combustible sino un mercado negro garantizado por el Gobierno”, aseguró, cita PL.

Haití paga un alto precio por ser libre

Pero la crisis haitiana no es nueva. Este país es el más pobre de la región y paga bien caro ser el primero en independizarse del colonialismo europeo en 1804. Por décadas, lo han azotado injerencias, malas cosechas, desastres naturales, militarismo y la inflación que han provocado la actual catástrofe social.

El caos se ha agravado desde hace dos décadas, tras el terremoto de magnitud 7 del 2010 que dejó 360.000 muertos, 1.5 millones de personas sin hogar y gran parte de la infraestructura de salud en el piso.

Según cifras que revela Telesur en su página web, el 60% de los haitianos – 6.6 millones de personas- vive con menos de dos dólares al día.

La crisis, la falta de servicios básicos -como la educación- y la ingobernabilidad son generadores de grupos armados que ahora, bajo azotes, intentan tomar el control del país.

La Organización de Naciones Unidas (ONU) refiere que este escenario violento nada ayuda a superar la inseguridad alimentaria.

Datos reciente revelan que más de 500.000 armas circulan en Haití, de las cuales unas 45.000 están legalizadas. “Se estima que las armas provienen del principal exportador mundial, EEUU, cuyo envío a más de 96 países ascendió del 32 al 37 por ciento en el periodo 2016-2020, de acuerdo con los informes del Instituto de Estudios para la Paz de Estocolmo”, cita Telesur.

Los pueblos del mundo, así como líderes políticos y sociales, han denunciado también la falta de atención por parte de los llamados “países ricos” a esta nación caribeña, que cada vez está mas lejos de superar el hambre y miseria.

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