Periodista Pablo González cumple 250 días secuestrado en Polonia

Este lunes 7 de noviembre, el periodista vasco Pablo González, cumple 250 días en una prisión polaca, luego de ser arrestado por “sospechas de ser un espía ruso”, una acusación por la que podría pasar 10 años en la cárcel.

Al momento de ser detenido, el hombre de nacionalidad rusa y española, se encontraba en Przemyśl, frontera entre Ucrania y Polonia, realizando cobertura periodística al arribo de refugiados ucranianos.

Manu Pineda, Secretario del Área Internacional del Partido Comunista de España, publicó en Twitter una carta emitida a la Comisión Europea, donde alertan sobre la vulneración de los derechos fundamentales de González.

La misiva denuncia que «desde el primer momento, Polonia ha vulnerado derechos del periodista en relación a su integridad física y psíquica; dignidad humana y derecho a la vida; así como la prohibición de infligir trato degradante; y vulneración de sus comunicaciones».

Asimismo, preguntan a la comisión si piensan abrir una investigación sobre esta vulneración de derecho que se está cometiendo contra un ciudadano europeo.

Por su parte, Oihana Goiriena, esposa del periodista, denunció hace días a través de una entrevista realizada por
Alerta Gorria Irratia, que su esposo permanece incomunicado en un módulo de máxima seguridad. «No puede hablar con nadie, salvo con el cónsul y su abogado polaco. No le permiten hacer llamadas a la familia, ni visitas. Él se comunica con nosotros es por cartas».

Señala que Pablo González, quien se ha desempeñado desde hace años como periodista independiente, permanece 23 horas al día en una celda y solo le dan una hora para salir a tomar sol y estirar las piernas en un patio de 7 por 4 metros.

«No hay ni atisbos de cuándo será su juicio, si de aquí a unos dos o tres meses, o dentro de un año. No sabemos nada», dijo Goiriena, quien también alertó que el largo tiempo que ha pasado su compañero en esta prisión sin ser juzgado, puede deberse que «a falta de pruebas, estén intentando quebrar su voluntad para que firme lo que ellos le digan , y ese es nuestro miedo»,

Ante esta situación, que ha tenido poca visibilidad a través de medios hegemónicos, su familia y colegas piden toda la presión social posible para que autoridades, tanto como vascas y, sobre todo españolas, sean exigentes con Polonia en la garantía de sus derechos humanos del periodista.

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