Eleazar Díaz Rangel

Bolívar y las noticias del exterior

En ocasión de celebrarse el 27 de junio el Día del Periodista en Venezuela, reproducimos este artículo que fue publicado en la edición 30 de Koeyú Latinoamericano (mayo-junio de 1983), escrito por nuestro recordado profesor Eleazar Díaz Rangel, con un tema que sigue vigente en cuanto al uso de la información como elemento de guerra. Fue uno de los periodistas más destacados e influyentes del país en el área de formación, así como en la gerencia de medios, en la investigación, opinión y en el dominio de la palabra. Desde 2001 hasta su partida física, en 2019, Díaz Rangel se desempeñó como director de Últimas Noticias, uno de los diarios más importantes de Venezuela. También fue fiel colaborador de Koeyú. Entre las obras importantes que dejó como legado están La prensa venezolana en el siglo XX, La información internacional en Venezuela y Todo Chávez: De Sabaneta al Socialismo del Siglo XXI.

Eleazar Díaz Rangel

En 1818, el Cuartel General del Ejército Libertador se encontraba a orillas del río Orinoco, en Angostura. Después de siete años de victorias y derrotas en el combate por la independencia contra las tropas de España, y resueltos problemas internos que amenazaban su unidad de mando, ese Ejército controlaba la mitad del territorio que años después sería Venezuela.

Su comandante general, el general Simón Bolívar, compartía su tiempo entre la planificación de la próxima campaña militar que terminaría con la derrota de los españoles, la organización de una nueva república y las relaciones con el exterior. Convocó a un Congreso donde pronunció uno de sus discursos estelares y presentó un proyecto de constitución y las bases para unir Venezuela con la Nueva Granada y constituir Colombia. Esa idea de integrar los países de América fue una constante en su pensamiento y acción. En esos mismos días escribió al gobierno de Buenos Aires: “Un solo país debe ser la patria de todos los americanos”.

Simón Bolívar fue el más importante entre todos los jefes libertadores, que lucharon por la independencia de América, no solo porque logró conducir exitosamente la guerra que liberó a Colombia, Ecuador, Perú, Panamá y Venezuela y echó las bases para fundar otra, Bolivia, sino por su visión sobre la necesidad de unirlos todos en una sola patria.

Ninguna entre todos los conductores de la guerra de independencia valoró tanto la importancia de la prensa como Bolívar. Mientras organizaba su ejército para nuevas batallas, dio instrucciones para traer una imprenta, y el 27 de junio de ese año 1818 apareció el primer número de El Correo del Orinoco, y comisionó a Francisco Antonio Zea, Juan Germán Roscio y José Rafael Revenga para que asumieran la dirección y redacción, pero es evidente que participó en su orientación y en la concepción de lo que debía ser como elemento de su estrategia una vez que consolida su poder en una porción importante del territorio.

Después funda El Peruano en Lima y la Gaceta de Bogotá, e interviene en la orientación y redacción de El Patriota de Guayaquil y El Cóndor de Bolivia. En su nutrida correspondencia es frecuente encontrar opiniones muy precisas, críticas, recomendaciones, sugerencias e instrucciones sobre algunos periódicos al servicio de la independencia.

Las noticias del exterior le merecieron especial atención. Consciente de su importancia para reforzar la moral de sus oficiales y tropas, y para influir en la opinión pública, ofreció oportunos consejos a los redactores y oficiales responsables de editar alguna de esa prensa. Veamos fragmentos de tres cartas dirigidas al general colombiano Francisco de Paula Santander, fechadas en Rosario de Cúcuta:

“Envío a Ud. un artículo de una gaceta de Londres que he traducido literalmente, y le he hecho un comentario para que lo ponga en la Gaceta” (22 de junio de 1820).

“Devuelvo a Ud. la Gaceta de Chile para que haga insertar en la Gaceta el decreto de patronato, con una introducción del redactor que asegure la justicia con que ha obrado el presidente O’Higgins” (26 de junio de 1820).

“Va también un legajo de gacetas; en ellas entresacará Ud. mil cosas buenas para nuestra Gaceta; todo parece indicar la conmoción general de que se halla agitada la Europa, No es creíble que esta tempestad se dirija sin que descargue horribles rayos. Entre tanto nosotros nos aprovecharemos”.

Este último fragmento está tomado de una carta al mismo Santander, pero enviada desde Trujillo el 1o de diciembre del año 20. En esa ciudad recibe periódicos de varias partes del mundo, y en su carta del 7 de marzo le ofrece un resumen de la noticia más importante: “Fernando VII quiso escaparse de España a fin del año pasado y fue sorprendido por el general Ballesteros, que, a nombre del pueblo, lo llevó a Madrid, del Escorial, donde estaba urdiendo el proyecto, y le han quitado toda la familia real y todo su séquito, habiéndose nombrado otros individuos en su lugar, que son de la confianza del pueblo. Esto es cierto y hágalo Ud. publicar en la Gaceta”.

Ahora es el año de 1824. Ha independizado a Venezuela y Nueva Granada, y está combatiendo en el Sur. Desde Huamachuco escribe el 6 de mayo al coronel José Gabriel Páez:

“Le adjunto la traducción del Correo de Londres, que es muy interesante, hágalo Ud. insertar en la Gaceta del gobierno, pero que antes se corrijan el estilo y la puntuación, que son detestables”.

Desde Copacabana, el 14 de agos­to de 1825, le escribe al general Tomás de Heres. Le ofrece orientaciones sobre la estructura del periódico, donde nuevamente queda evidente el valor que le daba a
las noticias internacionales:

“…las columnas deben ir divididas en este orden. Noticias extranjeras, noticias del país, asuntos políticos y legislativos, variedades, etc., etc., y lo que sea literario o negocios de algún interés mayor, que no pertenezcan a dichos artículos…”.

Esta misma preocupación puede observarse en El Centinela en Campaña, un periódico que se editaba en imprenta móvil en el Cuartel General Libertador.

Las noticias internacionales fueron igualmente factores que incidieron en la conducción de la guerra y en la toma de importantes decisiones. Esta postdata es de una carta de Bolívar a Santander, fechada en El Puño el 6 de agosto de 1825, cuando consolidar la independencia, unir e integrar a América pasaban a convertirse en sus más caros objetivos, es una buena muestra: “Estoy actualmente leyendo unos diarios de Buenos Aires hasta junio: en uno de ellos he leído que la España trataba de mandar una expedición de 12.000 hombres a América y que a este efecto había hecho un tratado con la Rusia que debía auxiliarla en esta empresa. Esto me resuelve más y más a mandar los 5.000 hombres por el istmo, para que en ningún tiempo podamos ser sorprendidos”.

Ilustración de Eneko las Heras 

Bolívar se preocupó igualmente por convertir El Correo del Orinoco así como otros periódicos de la independencia, al servicio de sus ejércitos, en fuente de información sobre la guerra que se libraba en América. En muchas de sus cartas insistió sobre la necesidad de enviar ejemplares al exterior, y por lo menos la edición extraordinaria del Correo con el parte de guerra que él mismo redactó sobre la Batalla de Carabobo, que independiza a Venezuela, fue traducido al inglés y al francés en la misma edición del miércoles 25 de julio, con el obvio propósito de despacharla a los Estados Unidos, Inglaterra, Francia y otros países. Jesús Rosas Marcano, en su estudio sobre La Independencia de Venezuela y los periódicos de París afirma que El Correo del Orinoco “…será en lo adelante una fuente muy respetada y estimada por los periódicos europeos; aún la prensa enemiga abrevará en esa fuente”, y señala el ejemplo de Le Constituionnel, importante diario de París, que “publicara íntegros todos los textos políticos del Correo, inclusive, llegará a sacrificar el espacio de su información nacional para reproducir el periódico de Guayana. En algunas ocasiones comprobamos sobre cuatro páginas, tres referentes a las noticias de la guerra y la actividad política venezolana”.

Las noticias internacionales en este período de la prensa venezolana eran seleccionadas y publicadas con objetivos muy claros, como instrumentos de la guerra y para la guerra, lo cual es fácilmente comprobable en cualquier lectura de El Correo o de la Gaceta de Caracas. Seguramente esta circunstancia explique la adulteración de algunos hechos. Siempre se ha dicho que la verdad es la primera víctima de la guerra. Rosas Marcano comprobó que “Alrededor de mil noticias falsas sobre la guerra de emancipación nacional difundió la prensa internacional entre los años de 1810 y 1814… En rápido registro hemos obtenido que la muerte de Murillo se divulgó 11 veces; la de Bolívar, diez; la de Páez, seis…”.

Bolívar no fue ajeno a la manipulación de la noticia; sabía usar la información como elemento de la guerra y para sus planes políticos cada vez que lo estimó conveniente. El 29 de enero de 1822 le gira instrucciones al general Santander, desde Popayán, sobre una edición especial de apenas cuatro o seis ejemplares de la Gaceta de Bogotá con varias noticias falsas inventadas por Bolívar “…en las cuales se anuncie la caída del antiguo ministerio; el levantamiento de dos o tres ejércitos y tumultos sanguinarios en Madrid con la muerte de Morillo y otras bagatelas de esta especie, pedradas al palacio del Rey, y La Fontana, proponiendo una asamblea nacional para erigir la España en República…”. Pero más adelante advierte: “El número de esta Gaceta debe salir, sin embargo, sin ninguna mentira ni cosa semejante a los artículos que acabo de indicar”, y explicaba: “El objeto de esta baraúnda es el persuadir al enemigo que todo está hecho…”.

Diestro en la conducción de la larga lucha por la emancipación de América, esforzado en captar las simpatías y adhesiones de los habitantes de la región y preocupado en echar las bases para la integración de América, no solo supo apreciar debidamente el papel de la prensa, como han reconocido todos sus biógrafos e historiadores, sino que manejó la información como un elemento de la guerra, y cuando creyó conveniente deformar o inventar noticias, lo hizo pero solo con el propósito de confundir y engañar el enemigo. Pero siempre cuidó de que sus gacetas solo dijeran la verdad, aunque por razones elementales, no la dijeran toda. En momentos en que se desarrollaban batallas y acontecimientos tan trascendentes que le tuvieron en el centro, con tal acumulación de responsabilidades, supo dar una lección permanente del mejor periodismo en su respeto a la verdad.

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