Ramadán bajo las bombas

Por; Elson Concepción Pérez

Un día antes del inicio del Ramadán, el jefe de la estadounidense Agencia Central de Inteligencia (CIA), Bill Burns, y del Mosad de Israel, David Barnea, estuvieron reunidos en Tel Aviv. Luego comunicaron que «estaban analizando cómo liberar a los rehenes israelíes en manos de Hamás».

Para ellos, por supuesto –cabeza de dos de las agencias de espionaje más desarrolladas del mundo–, no significó nada que ese mismo día y a la misma hora, en la Franja de Gaza la cifra de palestinos muertos por el genocidio israelí superaba las 31 000 personas, la mayoría niños y mujeres.

Los únicos seres humanos importantes, tanto para la CIA como para el Mosad (conocidos como los «guerreros secretos que blindan a Israel»), son los militares israelíes. Mucho tienen que ver con las operaciones militares del gobierno sionista de Benjamín Netanyahu y, en el caso de la CIA, es la garantía de nuevos suministros de armas y mecanismos de inteligencia, a fin de continuar la arremetida contra el territorio palestino.

El comunicado emitido luego del encuentro dio cuenta de lo que denominaron un «incesante esfuerzo por promover otro acuerdo para el regreso de los rehenes», a sabiendas de que será imposible, pues las posiciones de una y de otra parte son totalmente diferentes: Hamás reclama a Israel «poner fin a su ofensiva en Gaza», mientras que el Gobierno sionista «solo acepta una tregua temporal» para que se liberen a sus rehenes.

Coincidiendo con el inicio del mes de ayuno musulmán, Israel condenó la reanudación de la financiación de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (Unrwa), por parte de Canadá y de Suecia. «Es un grave error», valoró el portavoz del Exterior de Israel, Lios Haiat.

No obstante, mientras la «diplomacia» palabreaba, en el territorio agredido sus militares soltaban nuevas bombas y cobraban con más muertos palestinos el primer día del Ramadán en Gaza, reportó Sputnik.

Solo en el ataque a un edificio residencial hubo 16 civiles fallecidos, y el bombardeo a una zona de evacuación, en el sur de la Franja, dejó sin vida a ocho refugiados.

Sobre el mes de ayuno, se estima que en el mundo hay más de 1 800 millones de musulmanes, un 24 % de la población total. Esperan esta fecha de rezos y plegarias, en reverencia sagrada al momento en que el profeta Mahoma recibió la primera de las revelaciones que componen el Corán, texto sagrado del Islam.

El gobierno de Benjamín Netanyahu ha sumado a la masacre contra el pueblo palestino la profanación religiosa y la prohibición a la población para rendir culto al profeta Mahoma.

El mismo domingo, la policía de Israel impidió y golpeó a cientos de jóvenes palestinos a la entrada a la Explanada de la Mezquita, en la ocupada zona oriental de Jerusalén, donde acudían a su primera oración del Ramadán.

La ONU, en voz de su Secretario General, ha invocado una tregua, al menos durante el mes sagrado del Islam, que debe concluir el 10 de abril; pero a quien mata personas en masa, a sangre fría y sin distinción de edades, ¿qué puede importarle el credo de sus víctimas?

(Granma)

Compártelo: