“Chávez es un sentimiento nacional, Chávez recorre toda Venezuela, es un proyecto que se hizo colectivo. Yo orgulloso estoy de haber cruzado estos caminos, de haber llegado aquí y claro que sin el pueblo venezolano pues yo no sería nadie, por eso mi compromiso existencial, vital para siempre con la esperanza de un pueblo, con el honor de un pueblo que ha levantado de nuevo sus banderas. El pueblo venezolano tiene dignidad, tiene coraje, tiene honor y lo ha demostrado hoy, día para historia, 6 de diciembre, quedará inscrito en las páginas de la nueva historia venezolana. Hoy está comenzando una nueva historia, seamos todos pues unidos protagonistas de esa nueva historia de Venezuela”.
Así lo expresó el líder de la Revolución Bolivariana aquel 6 de diciembre de 1998, cuando ganó por primera vez la presidencia de Venezuela, con una aplastante mayoría (56.20 % de los votos) que clamaba por un proyecto de cambio que dejara atrás el excluyente modelo puntofijista.
Venezuela venía de 40 años de gobiernos adecos-copeyanos que dejaron una enorme desigualdad, una pobreza de 49 % y pobreza extrema en 21 % del total de la población. El origen de la crisis económica social que imperaba en ese momento tenía su raíz en las políticas neoliberales aplicadas durante cuatro décadas que se acentuaron en el segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez (CAP), cuando el país adquirió una nueva deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI), lo que produjo un enorme descontento.
En semanas de haber pactado con el ente internacional, CAP anunció medidas antipopulares de recorte de inversión social, que provocaron “El Caracazo” en febrero de 1989. Se trató de un conjunto de protestas y saqueos por el hambre desbordante. Ante esto, el régimen respondió con una fuerte represión que dejó a miles de heridos y muertos. Aunque “El Caracazo” enlutó a la familia venezolana, este movimiento no perdió su fuerza y fue el carburante para la rebelión cívico-militar del 4 de febrero de 1992 liderada por Chávez. Junto al entonces teniente coronel rebelado, el pueblo venezolano pedía a gritos un cambio de modelo más justo y equitativo.
No obstante, Chávez y su grupo depusieron las armas y se entregaron. El 26 de marzo de 1994, una vez fuera de prisión, Chávez, con convicción revolucionaria en alto, comenzó a recorrer el país junto al pueblo. Ante el Panteón Nacional selló su compromiso con El Libertador Simón Bolívar en consolidar su doctrina y pensamiento, con el fin de contrarrestar las fuerzas opresoras que pretenden acabar con la libertad de Venezuela. “Estamos aquí porque seguiremos luchando por la dignidad del pueblo venezolano” señaló ante los restos de Bolívar.
“Me voy a las catacumbas a acompañar al pueblo”, expresó aquel día. Y ese mismo clamor popular lo hizo victorioso el 6 de diciembre tras una intensa campaña que lo llevó a todos los rincones de la geografía nacional. Más que un recorrido, fue un baño de sabiduría, de comprensión de la realidad de las comunidades indígenas y campesinas, de los pequeños y grandes productores en las regiones. Conocer la génesis de las penurias y vicisitudes diarias que atravesaba la familia venezolana fue más que necesario para convencer a Chávez de reconducir a Venezuela por un mejor camino.
“Yo, que he recorrido Venezuela varias veces y especialmente en los últimos meses, en plena campaña electoral, creo conocer la angustia del pueblo venezolano y no solamente la angustia, creo andar en la misma frecuencia del pueblo venezolano, creo conocer sus pensamientos, sus creencias, sus expectativas”, expresó Chávez ante los periodistas una vez conocido el resultado electoral que lo daba por ganador.
Entre sus propuestas para el nuevo ciclo estaba la convocatoria de la Asamblea Nacional Constituyente, llamar al poder soberano para refundar la Patria y asentar una nueva Carta Magna más inclusiva y que blinde el modelo Bolivariano.
Una vez proclamado ganador ante las autoridades, el 11 de diciembre de 1998, Chávez le expresó al pueblo: “1999 será el año de la Constituyente venezolana porque ese es el clamor de los venezolanos (…) Dios mediante, el 2 de febrero de 1999 recibiré la Presidencia de la República y el 15 de febrero, en Ciudad Bolívar, allá donde funcionó la ciudad de Angostura, allá donde Simón Bolívar instaló hace 180 años el Congreso Constituyente de Angostura, Hugo Chávez Frías, Presidente de Venezuela, va a convocar al Gobernante venezolano, va a convocar al Soberano venezolano, va a convocar al dueño verdadero de la democracia que no es otro que el pueblo de Venezuela. El 15 de febrero de 1999 preparémonos. Los llamo a todos a que nos preparemos, a que facilitemos el camino, a que todos pongan o pongamos nuestro grano de arena para darle salida a esta horrible situación que vivimos, para abrirle camino a una democracia verdadera, a un sistema político que esté adornado por las luces del siglo que viene (…). El 15 de febrero de 1999 firmaré el decreto presidencial convocando al referéndum nacional para que ustedes sean los que decidan si vamos a Constituyente o no vamos a Constituyente”.
Y así cumplió. Chávez nunca dudó que el éxito hacia el nuevo transitar de Venezuela estaba en las manos de su pueblo. Ese mismo año, 1999, el país dio un “sí” contundente a la nueva Carta Magna, texto fundamental que sienta las bases de la Revolución Bolivariana marcada por la inclusión, igualdad y respeto a todos por igual.
A más de dos décadas de aquella primera victoria Bolivariana, y frente a nuevos ataques, que se expresan en un feroz bloqueo impuesto por Estados Unidos, el presidente Nicolás Maduro sigue conduciendo al país en una nueva fase de diálogo para afianzar el crecimiento económico, con el fin de consolidar la paz y la justicia social.
“Hace 24 años inició una nueva etapa histórica en nuestro país; la contundente victoria electoral del Comandante Chávez puso fin al bipartidismo que, por más de 40 años, entregó el país. Hoy tenemos Poder Popular y una Patria de inclusión, libre y soberana. ¡Viva Chávez!”, ha expresado el presidente Maduro.
