Encrucijada argentina: entre la cordura y la vorágine neoliberal

El futuro de estabilidad política y económica de Argentina está en juego con el proceso electoral presidencial en curso, que luego de una primera vuelta llena de sorpresas – en la que el candidato peronista Sergio Massa se impuso con 36.7% y el ultraderechista Javier Milei quedó atrás con el 30 %- pone el destino del país sureño en una encrucijada entre una nueva etapa de inversión social, para paliar la crisis generada por el macrismo, o una administración marcada por una vorágine neoliberal que acentuará la actual crisis.

Ahora, la segunda vuelta se desarrollará el 19 de noviembre próximo y los abanderados buscarán pescar votos entre las fuerzas políticas que quedaron fuera para poder llegar a la Casa Rosada el próximo 10 de diciembre, y así suceder a Alberto Fernández.

El director del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG), el analista Alfredo Serrano Mancilla, explicó a la emisora local AM 750 cómo Unión por la Patria (UxP, fuerza progresista que abandera a Massa) y La Libertad Avanza (LLA, de Milei) pescarán los sufragios faltantes entre los seguidores de Patricia Bullrich (de Juntos por el Cambio, agrupación política del derechista Mauricio Macri), Juan Schiaretti (Partido Justicialista) y Myriam Bregman (Partido de los Trabajadores Socialistas).

El experto explicó que a UxP le faltan 3,5 millones de nuevos votos para poder ganar en la segunda vuelta, hecho que podría darse si capta el 100 por ciento de los votos que fueron para Myriam Bregman y Juan Schiaretti que llegan a 2,5 millones.

“Ahí tiene una buena parte de lo que le permitiría ser muy competitivo de cara a la segunda vuelta. No creo que ellos acudan a avalar la tesis de Milei”, sostuvo, cita Página12.

Serrano añade que el otro millón podría salir de la derecha agrupada en Propuesta Republicana, especialmente los larretistas, seguidores de Horacio Rodríguez Larratea, jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.

“El otro millón de votos es más participación, que podría obtenerlo, y un votante radical, larretista, que no quiere que el paradigma antidemocrático de Milei llegue a gobernar Argentina”, explicó.

En el caso del ultra Milei -detalla- el panorama es un poco más complicado por las divergencias entre ambas corrientes. “Nosotros hemos medido y creemos que hay unas 3/4 partes del votante de Patricia Bullrich es un votante posible de apoyo a Javier Milei”, indicó.

Pero, aclaró – continúa el medio argentino-, “ahí ya ha habido un pequeño trasvase”. “Cuando uno mira los datos brutos, Milei ha aumentado 700 mil votos entre las PASO (primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias) y la actualidad. Y Bullrich ha bajado 400 mil votos. Sospechamos que parte de esos votos que bajó ya son algunos que se fueron a Milei en esta primera vuelta”, comentó.

Y agregó: “Tiene un cierto margen de crecimiento. Pero quiero aclarar que cuando un líder es derrotado, tiene poca credibilidad para ordenar a sus votantes a quien votar. El electorado es muy autónomo después de una derrota”.

Las diferencias entre el programa de gobierno de Massa y Milei son abismales. El actual ministro de Economía ofrece el equilibrio fiscal, el superávit comercial, un tipo de cambio competitivo y un desarrollo con inclusión. “Lo que viene para adelante tiene más distribución del ingreso, más educación pública, más inversión en universidades”, dijo en un programa de C5N.

En un discurso incendiario, pro armas, misógino y cargado de odio, y usando una motosierra como imagen de campaña, Milei propone, por su parte, cercenar al Estado y reducirlo lo más que pueda. Autodefinido como “anarcocapitalista”, el político ultraderechista busca poner en marcha cero inversión social, despido de cargos políticos, recorte de impuestos, eliminación del Banco Central (al que hay que “dinamitar”) y el fomento masivo del capital privado.

Cualquiera que asuma, dirigirá a una Argentina en medio de un difícil escenario económico debido a la deuda de 44.000 millones de dólares contraída por Macri (2015-2019) con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Este compromiso condujo a su gobierno a la profundización del neoliberalismo con paquetazos impopulares que afectaron a los más vulnerables. Así, con los años, se fue acumulando la pobreza (40 %) y se acentuó el desequilibrio en el Banco Central con unas arcas casi vacías, lo que se suma el 138 % de inflación interanual actual y la fuerte devaluación de la moneda

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