BRICS+: futuro modelo multipolar para armar

En tiempos de convulsión económica, financiera y comercial en Estados Unidos y Europa, se erige con cada vez mayor fuerza nuevos paradigmas y arquitecturas bajo una racionalidad cooperativa con el fin de avanzar hacia un nuevo orden de relaciones internacionales. BRICS es uno de los pivotes más avanzados en ese sentido.

Fundado en 2006 por Brasil, Rusia, India y China, y con la adhesión de Sudáfrica en 2010, el acrónimo BRICS es sinónimo de multipolaridad y cooperación Sur-Sur. La influencia regional de cada uno de sus miembros en sus respectivas latitudes es notable y la capacidad económica es un aval para integrarse de manera coordinada entre sus miembros.

Pues BRICS también se refiere a aquellos países que están en pleno auge económico, financiero y comercial (lo que las instituciones occidentales llaman ‘economías emergentes’), y de hecho la interrelación entre ellos se mueve principalmente bajo esos intereses.

Una serie de datos emitidos por Xu Shicheng, investigador del Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Academia de Ciencias Sociales de China, puede confirmar el panorama mencionado: los cinco países en conjunto representan

  • 25% del PIB mundial,
  • 30% del territorio mundial,
  • 18% del comercio internacional
  • y 40% de la población mundial.
  • Han atraído 25% de las inversiones extranjeras directas del mundo.
  • En 2021, el volumen de comercio entre los países BRICS aumentó 300% en comparación con 2006.
  • La tasa de crecimiento de la economía de los cinco países en 2021 fue de 7,6%, cuando la tasa de crecimiento de la economía mundial fue solo de 5%.

De acuerdo a la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), los países BRICS están bien encaminados “para liderar la erradicación del hambre y la pobreza mundial en 2030” y los llamados “países en desarrollo” miran con buenos ojos el crecimiento económico de los miembros BRICS, pues se muestran como modelos para buena parte del Sur Global.

Por ello tampoco se debe desmeritar lo que el grupo ha alcanzado en materia de relaciones internacionales, política y diplomacia. El hecho de que Brasil, India y Sudáfrica, tres países que en los últimos lustros han tenido una relación estable con Estados Unidos, cooperen y no antagonicen a China y Rusia, a pesar de la posición disruptiva occidental frente a estas dos potencias, es una referencia para el resto del mundo en términos de relacionamiento y colaboración multidimensional.

Es por ello que varios países han solicitado su ingreso a los BRICS, ampliando de esta manera el abanico de posibilidades económicas y geopolíticas de un grupo que podría ser un modelo global para el orden multipolar que aún se encuentra en gestación.

Posibles adhesiones

El 2 de septiembre de 2021, el Nuevo Banco de Desarrollo del BRICS aprobó la incorporación de Uruguay, Emiratos Árabes Unidos y Bangladesh, lo que ya suman ocho miembros, incluidos los otros cinco países partícipes del mecanismo.

En junio, Argentina e Irán entregaron solicitudes para ingresar al grupo.

Y en julio reciente, Egipto, Türkiye y Arabia Saudita manifestaron “su interés en afiliarse y están preparando la solicitud de afiliación” al bloque, de acuerdo a Purnima Anand, presidenta del Foro Internacional del BRICS.

Argelia también estaría interesado en unirse, de acuerdo a su presidente Abdelmadjid Tebboune en declaraciones recogidas este domingo 31 de julio.

Es evidente que existe un gran atractivo en los BRICS, muy probablemente a convertirse en BRICS+ en los próximos meses, aunque se debe esperar a que los países miembros deliberen en torno al criterio de incorporación.

Pero sin duda todos los Estados mencionados comparten grandes aspiraciones geopolíticas y económicas en común y se relacionan de manera efectiva con los que son ya miembros plenos de los BRICS, unos en mayor medida que otros.

En todo caso, abrir el compás del bloqueo aumentaría el nivel de cooperación entre integrantes del Sur Global, incrementaría el reparto de los recursos a una franja mayor y desarrollaría nuevas rutas aéreas, comerciales y financieras para las nuevas realidades que se están experimentando a escala global.

Ello iría a tono con los corredores comerciales y las arquitecturas financieras que se están fundando recientemente en Eurasia; en América Latina y el Caribe existe la posibilidad, con el advenimiento de una nueva “ola progresista”, de que se revitalicen las instituciones de integración regional, con el próximo relanzamiento de las relaciones entre Colombia y Venezuela y una muy probable victoria de Lula da Silva en Brasil. Y en ambas regiones hay relaciones bilaterales de varios países con China y Rusia en múltiples áreas.

Frente al G7, liderado por Estados Unidos, los BRICS+ podrían superar los formatos de alianza occidentales coercitivos y unilaterales para dar una muestra al resto del mundo de que se puede construir una alternativa real al capitalismo neoliberal, modelo impuesto por la prerrogativa estadounidense y europea. El Sur Global no quiere esperar más por darle una forma definitiva a la multipolaridad y enterrar de una vez la decadencia imperial del Norte.

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